Revista Aula Magna | Page 15

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 Aula Magna Experiencia Pedagógica Misionera 2007 Testimonio desde la escuela secundaria de Icaño Un corazón, una misión Misión Marista en Icaño, Santiago del Estero (18 al 25 de agosto de 2007) El 6 de Junio, fiesta de San Marcelino Champagnat, durante la jornada de reflexión para directivos y docentes de los colegios maristas de Capital Federal, que tuvo lugar en el Colegio Manuel Belgrano,; y después de haber escuchado cantar a Daniel Poli, quien en sus temas hizo hincapié en el llamado a ser misioneros de Jesús, sentí que este año yo tenía que tomar en cuenta la invitación del Hermano Horacio Bustos a participar de la «Experiencia Pedagógica Misionera Marista», rechazada por mí en varias oportunidades debido a problemas de salud de familiares. Al finalizar esa jornada, durante el almuerzo, al salir al patio, la primera persona con la que me crucé fue con el Hno. Horacio y le pregunté si seguía misionando en Santiago del Estero, y me dijo: «Sí, te invito a venir este año… salimos el sábado 18 de agosto». No le di seguridad en absoluto!! Pensé en mi familia y me dije: «¿Cómo vas a hacer, Silvia, para arreglar todo y poder ir? Me moría de ganas por hacer esta experiencia misionera, pero veía todo muy lejano. Por esto mismo no se lo contaba a nadie. Una tarde hablando con el Hno. Félix Ortega se lo comenté y él me alentó muchísimo aconsejándome que dejara todo en manos de Dios y de Marcelino; y así lo hice y así fue como todo se fue dando. No podía creer que el 18 de agosto estuviese arriba del micro, partiendo de la Terminal de Retiro rumbo a Santiago del Estero, junto con un gran número de alumnos, exalumnos y docentes del Instituto Superior Marista y del Instituto Terciario del Colegio Macnab Bernal. El Hno. Horacio me destinó a un pueblito llamado Icaño porque necesitaba reforzar el trabajo educativo-misionero en la escuela secundaria. Compartí esos días con un grupo magnífico (Alejandra, Antonio, Charly, Nicolás, Carla, Carolina y «el gordi» Nico; también con Adrián, Mariano y Gustavo. A todos les doy gracias por haberme integrado a la misión. Durante estos días de misión en Icaño, los varones vivían en la casa de Adrián Massa (miembro del grupo misionero, radicado en el lugar desde hace 8 años), quien siempre ofrece su casa para la misión marista. A él le agradezco mucho su hospitalidad y generosidad. Creo que el Señor nos sigue poniendo a estas personas en nuestro camino para que sigamos aprendiendo. Las mujeres dormíamos en la «Hostería La Rosadita», pero compartíamos todo con el resto del grupo (momentos de planificaciones, oraciones, evaluaciones, comidas, etc) en la casa de Adrián. Por las mañanas salíamos a visitar a las familias del pueblo. Me encantaba tener este tiempo para «escuchar» las necesidades de esas personas, sin estar apurados ni mirando el reloj. Compartíamos estas charlas, siempre acompañados con el mate y la tortilla que la gente nos servía. Por las tardes, de 13.45 a 18.00 hs, estábamos en la escuela secundaria «Hipólito Irigoyen» dando clases en todos los cursos, en las que desarrollábamos temáticas referidas a la educación en valores a través de talleres,lecturas selectas,clases de ética y filosofía, etc. Me encantó esta misión educativa. ¡Qué enriquecimiento grande ha sido para nosotros!!!! ¡Cuánto hemos recibido y aprendido!!!! Cada día, al finalizar las clases, teníamos tanto para contar sobre lo vivido que nuestro trayecto hasta la casa se nos hacía corto. Y en nuestro interior no dejábamos de agradecer a Dios por esta hermosísima experiencia. Aquí en Icaño pude sentir, una vez más, el amor de Dios. Aparte de regresar a Buenos Aires con un motón de fotos, números de teléfonos y celulares, correos electrónicos… he venido con el corazón lleno del afecto y cariño expresado por la gente. Quiero