Estas confiesan sus pecados a viva
voz al cura y lamentan con gritos de
dolor la muerte de la Sardina.
Algunas viudas fingen desmayarse y,
entonces, acude el médico con sus
enfermeros
en
la
carroza-
ambulancia, para atenderlas.
Avanza la comparsa por la calle
principal del pueblo. Al llegar a una
esquina aparece el personaje que
hace de Diablo y se acerca al grupo
que lleva la Sardina con la intención
de raptarla. Las viudas tratan de
defenderla con las palmas que
llevan en la mano y en su ayuda
llega la policía que simula llevarse
detenido el Diablo.
Posteriormente, al llegar a la plaza,
además de los que ya acompañaban
el
cortejo,
se
incorporan
participantes
disfrazados
de
diferentes maneras con el pelo
blanqueado con harina y el rostro y
traje untados de betún. Luego en un
templete, un conjunto musical
anima el baile tocando música con
ritmo de merengue venezolano.
Por la noche bajan al mar donde
lanzan la Sardina, culminando la
celebración.
Finalmente, con esta manifestación
se da inicio a la cuaresma y algunos
habitantes de la zona, creen que el
entierro de la sardina es una forma
de atraer abundancia de la pesca y
fertilidad de los animales ante un
nuevo ciclo de reproducción, pero
también se considera una fiesta
típica de los carnavales pues es un
tiempo en que normalmente se
permite hacer todo lo prohibido y la
manifestación también adquiere
esas características. Pues es en sí
una parodia, simulando el paso de
un entierro por las calles del pueblo
dejando atrás lo prohibido para
entrar en penitencia.
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