Revista Antonio Devoto Cara o Cruz | Page 17

Son veinte pesos apenas

¿Quién ha pisado mis pastos?

¿Quién los pisó?

¿Quién ha quemado mis casas?

¿Quién las quemó?

Conquistaron mis desiertos,

Mis pampas, mi corazón.

Convirtieron mis creencias,

cambiaron mi religión.

¿Quién me mató?

Hombres de color distinto,

de lenguas que yo no sé.

Hombres que hirieron mi tierra

y me arrancaron la fe...

Yo ya no sé...

Trajeron luces y fuego

y mi noche se apagó.

Abusaron de mis niñas

y mezclaron el color...

Ya no es marrón.

Hablaban lenguas extrañas,

palabras que no entendí.

Me rebautizaron INDIO

y fue el comienzo del fin.

El sol de mi tierra santa

hizo más rojo este suelo,

Y las aves que cazaba

emprendieron otros vuelos.

¡Noches de gritos y penas!

¡Noches de llantos quebrados!

¡Tan solo noches grabadas

en nuestros rostros cansados!

¿Por qué han pisado mis pastos?

¿Por qué, Señor?

¿Por qué incendiaron mis casas?

¿Por qué, Señor?

A mis hombres obligaron

a empujar cruces y piedras,

Y a mis mujeres llevaron

a que trabajen su tierra.

Y a los que éramos niños,

y a los que muy viejos eran

nos tiraron en un cerco

para evitarse problemas...

Y así es la historia, señora.

Así llegué a esta reserva.

Aquí fabrico estas cosas

para que usted me las quiera.

¡Son veinte pesos apenas!

Norberto A. Martínez

Profesor Nacional de Teatro

Morir en tus ojos

Morir en tus ojos

es morir por la vida.

Es sentir que mi alma

se levanta y camina.

Morir en tus ojos

es morir en silencio.

Es sentir que es posible

el mejor de los sueños.

Morir en tus ojos

es perderse en la calma

de una historia inspirada

en la unión de dos almas.

Morir en tus ojos

enredado en tu pelo

es sentir que mis dedos

alcanzaron el cielo.

Morir en tus ojos

es morir, amor mío,

por lo que más he soñado,

por lo que más he querido.

Alejandro Levy