Son veinte pesos apenas
¿Quién ha pisado mis pastos?
¿Quién los pisó?
¿Quién ha quemado mis casas?
¿Quién las quemó?
Conquistaron mis desiertos,
Mis pampas, mi corazón.
Convirtieron mis creencias,
cambiaron mi religión.
¿Quién me mató?
Hombres de color distinto,
de lenguas que yo no sé.
Hombres que hirieron mi tierra
y me arrancaron la fe...
Yo ya no sé...
Trajeron luces y fuego
y mi noche se apagó.
Abusaron de mis niñas
y mezclaron el color...
Ya no es marrón.
Hablaban lenguas extrañas,
palabras que no entendí.
Me rebautizaron INDIO
y fue el comienzo del fin.
El sol de mi tierra santa
hizo más rojo este suelo,
Y las aves que cazaba
emprendieron otros vuelos.
¡Noches de gritos y penas!
¡Noches de llantos quebrados!
¡Tan solo noches grabadas
en nuestros rostros cansados!
¿Por qué han pisado mis pastos?
¿Por qué, Señor?
¿Por qué incendiaron mis casas?
¿Por qué, Señor?
A mis hombres obligaron
a empujar cruces y piedras,
Y a mis mujeres llevaron
a que trabajen su tierra.
Y a los que éramos niños,
y a los que muy viejos eran
nos tiraron en un cerco
para evitarse problemas...
Y así es la historia, señora.
Así llegué a esta reserva.
Aquí fabrico estas cosas
para que usted me las quiera.
¡Son veinte pesos apenas!
Norberto A. Martínez
Profesor Nacional de Teatro
Morir en tus ojos
Morir en tus ojos
es morir por la vida.
Es sentir que mi alma
se levanta y camina.
Morir en tus ojos
es morir en silencio.
Es sentir que es posible
el mejor de los sueños.
Morir en tus ojos
es perderse en la calma
de una historia inspirada
en la unión de dos almas.
Morir en tus ojos
enredado en tu pelo
es sentir que mis dedos
alcanzaron el cielo.
Morir en tus ojos
es morir, amor mío,
por lo que más he soñado,
por lo que más he querido.
Alejandro Levy