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–¿Te gustaría ser padre?

Nacho: Me encantaría.

Juana: También están Manuela y Matías, nuestros hermanos por parte de papá, que cuando estoy de viaje o no puedo por trabajo, se quedan en casa o se turnan para llevarlos al colegio. Yo sé que cuando no estoy, es Disney: toman toda la gaseosa que quieren, se duermen más tarde… A ninguno de mis hijos se le ocurriría pedirme tomar gaseosa de lunes a viernes.

LA ABUELA MIRTHA

–¿Hacen terapia?

Nacho: Yo hice muchos años. Creo que con esta pregunta me hiciste dar cuenta de que debo volver. [Se ríe]. A mí me sirvió mucho para volverme más pensante, más sereno, de chico era más cabrón.

Juana: Yo estoy en una búsqueda mucho más profunda, indagando…

Nacho: … Para vos es más profunda.

Juana: Obvio, estoy hablando de mí y de lo que me hace mejor a mí. Estoy haciendo Ashtanga. Es necesario darnos cuenta de que no sólo somos cuerpo y cabeza y que hay otras áreas no tan tangibles a simple vista.

–¿Cómo es la relación con Mirtha?

Nacho: Yo tengo como dos abuelas, la laboral y la personal. Ahora con la tecnología es más rápida la metamorfosis de conductora a abuela, llega a su casa después del programa y ya me está mandando WhatsApps. [Se ríe]. La verdad es que nos llevamos perfecto, obviamente tenemos nuestras agarradas, pero logramos una buena dupla. Me acuerdo que hace poco estábamos en una reunión y dije: “Lo que pasa es que a Mirtha le gusta tal cosa”. Y desde la otra punta de la mesa, me dijo: “¡No me digas Mirtha, decime abuela!”.

–Ella sí disfruta de su relación con la prensa y le gusta que la reconozcan…

Juana: Es distinto, ella es de otra generación y dedicó toda su vida a esto. Su madre la educó y le enseñó todo para que fuera actriz. ¡El otro día me enteré de que su mamá le hizo tomar hasta clases de yudo! Ella entregó la vida a su profesión… Se murió el abuelo y ¿cuántos días no hizo los almuerzos?

Nacho: Quince.

Juana: ¿Entendés? Y después volvió a ponerse frente a una cámara. Se murió su hijo Daniel y ¿cuándo volvió?

Nacho: Al mes y medio.

Juana: ¿Ves? Siempre está metiéndole y metiéndole energía a su profesión. Entregó todo y el público la respeta muchísimo. Yo ahora me llevo muy bien con ella y le encanta que la acompañe a las fiestas, a las galas… “¡Qué linda estás, Juani!

Nacho: ¡Eso es lo que más le gusta! Y también le encanta que vayan los bisnietos a su casa. Tiene mucha conexión con los más chicos. Con Rocco, que es un chico de pocas palabras, tienen unas charlas eternas y el día en la semana para tomar el té que es inamovible. ¿Te acordás, Juana, que con nosotros era igual?

Juana: Me iba a buscar al colegio y almorzábamos pizza en El Pingüino de Palermo.

Nacho: Nosotros íbamos a comer a otra pizzería El Conde Canoso.

–Juana, ¿por qué dijiste ahora que te llevás bien con Mirtha? ¿Antes no era tan así?

–Creo que yo le encontré el temple porque somos dos mujeres con mucho carácter y personalidades muy distintas… Yo hice el switch y me gusta verla feliz. Me acompaña en todo lo que hago… Una vez por semana tengo el té con ella y sus hermanos Goldie y Josecito.

–Imaginemos que un día se levantan y no son conocidos, ni famoso, ¿qué les gustaría hacer?

Juana: ¡Me agarra un infarto de la emoción! [Carcajadas]. Yo haría lo mismo que hago ahora.

Nacho: Yo también. Nunca cambié nada, ni mi lugar de veraneo, ni modifiqué mi rutina.

Juana: ¡Yo modifiqué todo! Reconozco que tengo una cosita que me ha quedado de las “persecutas” y las guardias fotográficas… Creo que si un día eso no existiera más, sería un poquito más feliz.