y América, y la segunda por las logias masónicas. Sabemos que escritores de la Ilustración como Voltaire, Diderot, Helvetius, d’ Alembert y Montesquieu, entre otros, fueron masones o trabajaban en base a los principios de la ideología masona. No hay duda que a través de su vida, Voltaire promovía la ideología masónica y los masones lo sabían. Él particularmente fue preparado en la Logia de las Nueve Hermanas, fundada en París en 1776. Robespierre también lo era así como su abuelo, que fundo una logia en Arras, Francia. Muchos autores que escriben y estudian sobre esta época se olvidan completamente de mencionar el culto de los sabateos, quienes son los discípulos del auto-proclamado mesías judío Shabtai Tzvi cuyo culto principalmente giraba en torno a orgías sexuales. Estos jugaron un papel central en la Revolución Francesa. Y cuando apareció el Marqués de Sade en el año 1791 con su trabajo pornográfico, La filosofía en el tocador, fue el justificativo político para asesinatos sexuales, sodomía y fetichismo que estaban en su máximo esplendor.
La revolución no puede ser comprendida enteramente sin la visión del mundo ideológico sexual que se ocultaba bajo la superficie, y personas como Diderot terminaron defendiendo su liberación sexual de una manera u otra. La masonería es una secta que opera a puertas cerradas. Solamente la elite sabe lo que realmente ocurre. Mientras más alto se llegue, más conocimiento se tendrá que esta secta es en realidad una sociedad oscura que busca acabar con las enseñanzas de Cristo y finalmente, con el orden moral. Esto se volvió claro entre algunos Enciclopedistas. El odio de Diderot hacia la religión cristiana era tal que una vez dijo: Sacrificaré mi vida, tal vez, si pudiera aniquilar para siempre la noción de Dios. Voltaire en un punto hasta aceptó la idea Talmúdica que María tuvo un desliz con un soldado romano y llamó a Jesús un idiota. Así los libros se convirtieron en armas y la literatura, en guerra. No solo fueron Diderot, D’ Alembert, Helvetius, y una docena más que llevaron sus plumas a la batalla, pero hasta el mismo Voltaire lo hizo, siendo un arsenal de misiles anticlericales. La revolución usó a la razón como carnada para practicar la violencia y lograr sus objetivos, en especial con aquellos que no estaban de acuerdo con el movimiento. En 1792, 300 curas fueron masacrados en la Abadía de San Fermín, inclusive un revolucionario, Jean-Marie Roland, admitió la crueldad de la turba. Era inevitable que la revolución se convierta en un ataque frontal al orden moral bajo la tutela masónica de los enciclopedistas. Mientras que estos filósofos utilizaban el lema: Libertad, Igualdad y Fraternidad, la ideología fundamental era acabar con el orden social y moral.
judío-francés, Bernard Lazare admitió que la masonería jugó un papel importante en lograr la revolución en Francia. Lazare dijo que las logias masonas se centraban en dos grupos: los racionalistas y los místicos. Él no da nombres pero menciona a los Enciclopedistas por un lado y a los Jacobinos por el otro.
El lema, un principio masón que parece simplista y razonable, pero que en realidad es uno nefasto, cambió de nombre en el siglo XXI: democracia. Algunos entendidos dirán que los rosacruces tuvieron un lugar especial en la creación de los masones, si este es el caso, entonces tenemos otra evidencia que indica que la unión entre ellos es casi inevitable. La masonería parece que se mantuvo latente entre los intelectuales luego de la revolución, pero obtuvo su represalia en el siglo XX, esta vez durante la Segunda Guerra Mundial.
Thomas Paine Como se dice en el artículo, Paine es uno de los olvidados padres fundadores de Estados Unidos. Era panfletista, revolucionario, radical e intelectual. Nacido en Inglaterra viajó a Estados Unidos para formar parte de la revolución de ese país. Escribió el panfleto, Sentido Común en 1776, promoviendo la independencia de las colonias americanas del yugo británico. Paine influenció mucho a la Revolución Francesa escribiendo, Los derechos del hombre, una guía para las ideas de la Ilustración. A pesar de no saber francés fue elegido para formar parte de la Asamblea Nacional en 1792. Fue aliado de los Girondinos, un grupo adversario a los Jacobinos, y tuvo la desaprobación en especial de Robespierre. En 1793 fue hecho prisionero, liberándolo un año después en 1794. En este periodo escribió su libro, La edad de la razón, que abogaba por el deísmo. Permaneció en Francia hasta la llegada al poder de Napoleón, considerándolo el mayor charlatán que haya existido. Regresó a Norteamérica donde murió en 1809.
Nada es lo que parece, todo tiene un nuevo sentido más comprensible y concordante cuando se lo mira desde otra perspectiva.
Luego de leer a Barruel y otro s, el escritor y crítico