Revista Abanico por Gaudium Ecuador Revista Abanico Ed. 8 - Noviembre 2016 | Page 39

HAZ LOS DEBERES Montar tu elevator pitch es como hacer un pastel: vas a necesitar unos ingredientes determinados y una forma concreta de mezclarlos. Así que te doy la lista de ingredientes previos, sin los que es imposible que puedas cocinar bien tus “2 minutos de gloria”: Necesitas tener claro quién es tu Cliente Ideal. No te vale con querer llegar a todo el mundo. Cuanto más amplio sea tu nicho de mercado, más descafeinados van a ser tus mensajes y por tanto vas a conectar menos con la gente. Al contrario, entiende qué necesidades o problemas tiene, qué desea, etc. Tienes que saber qué vas a aportarle realmente. Es decir, necesitas saber cuál es tu Propuesta de Valor. Básicamente se trata de ser consciente de qué es lo que te diferencia de cualquier otra opción, la razón indudable por la que deben contratarte. Si no tienes estos dos elementos muy bien definidos te va a resultar extraordinariamente complejo estructurar tu elevator pitch. De hecho, estos son unos de los retos principales que trabajo con mis clientes porque, aunque parezca mentira, muchos no tienen claro cuál es el beneficio real de lo que hacen, más allá de las funcionalidades. Por ejemplo, una buena wedding planner no “organiza bodas” sino que “las convierte en únicas e inconfundibles” (además de ahorrar tiempo a los novios, gestionar proveedores, etc). ¿Entiendes de lo que hablo? ¿PARA QUÉ? Como puedes imaginar, un elevator pitch no te sirve para vender productos o servicios. Pero sí que es una herramienta para que te vendas tú como respuesta a los problemas, necesidades o deseos de alguien.