REVISTA 74 LHBGCP | Page 22

INTERNACIONAL cuencia que los militares siguen aún dictando las políticas del sector interior en determinados países, asumiendo labores que corresponden a la policía obstaculizando de esta manera los procesos de reforma democrática. Es necesario distinguir básicamente los terminos de “defensa” y de “seguridad”. La defensa se circunscribe en el ámbito militar, los militares se centran en el combate, la seguridad externa, las fuerzas letales y se rigen por las leyes del conflicto armado (ius in bello). En cambio la policía centra su accionar en el ámbito de la ley. En los Estados democráticos la policía no tiene enemigos internos a quién combatir, sino ciudadanos a quién proteger. En aras de la lucha contra el terrorismo global muchos regímenes dictatoriales o de tendencia autoritaria han revestido a sus policías de viejas concepciones militaristas, constituyendo una herramienta de poder como órganos de inteligencia y espionaje al servicio del gobierno, convirtiéndose en fuente de conflicto y de desintegración social. Es por ello que la doctrina policial debe estar hoy en día, inspirada en la filosofía profunda de la democracia y los derechos humanos y dotada de una identidad civilista, su acción es ante todo un servicio de carácter y naturaleza civiles. de la tranquilidad pública sin importar si el orden protegido es violento o injusto, el concepto de seguridad ciudadana está en función del individuo, no se limita exclusivamente a la lucha contra la delincuencia sino va más allá y crea un ambiente propicio para la paz social y el desarrollo. Reflexión Final El siglo XXI exige una seguridad sostenible, vale decir una seguridad amplia, objetiva y subjetiva que abarque 4 planos: una seguridad colectiva o global, una seguridad del Estado, una seguridad de las instituciones y una seguridad de las personas. La cultura de los derechos humanos constituye la piedra filosofal de las sociedades civilizadas de Occidente y un componente esencial de H