calizamos varios documentos que nos
muestran claramente que la matanza
de ganado caprino era una actividad
rentable, aunque hay que aclarar que
los propietarios del ganado reporta-
ban una cantidad mínima de cabezas
a sacrificar, con la clara intención de
evadir el pago de las respectivas con-
tribuciones, incluso aseguraban que “el
ganado lo componían ovejas y cabras
viejas, infructíferas y machorreadas”
Por ejemplo el 24 de noviembre de
1806, el comerciante José Moro, veci-
no de la ciudad de Tehuacán, solicitó a
don Manuel de Flon, Conde de la Cade-
na, Gobernador Intendente de Puebla,
permiso para sacrificar 450 cabezas de
ganado cabrío, por el cual pagaría a la
Real Hacienda la cantidad de 35 pesos.
En iguales términos hicieron este trá-
mite los señores José Mariano Ortega,
Alejandro de Guerra, Benito López,
Francisco Mont, Mariano del Moral y
Mariano Orea, todos vecinos de esta
ciudad, quienes ocupaban las hacien-
das de El Riego, San Lorenzo, El Carnero
y Buenavista, estas dos últimas ubica-
das en Santiago Miahuatlán y Ajalpan
respectivamente.
tradición
que mueve
la economía