REVISTA 2019 mth revista PDF | Page 16

E l mole de caderas PERSPECTIVAS A FUTURO Angel Barroso Diaz E l tradicional y tehuacanero Mole de Caderas, parece estar actualmente enfrentando una serie de amena- zas que ojalá y todavía estemos a tiem- po de neutralizarlas o al menos atenuar sus efectos. Por años para los anfitriones de nuestra ciudad no había mejor forma de agasajar a amigos, jefes, parientes y en general con quien deseaban congraciar- se que invitar a degustar las infaltables caderas. Invitación que era esperada con ansiedad, y recibida en su momento con beneplácito. Comilonas épicas fue- ron las que se celebraron antaño y que al margen de su tamaño terminaron por convertirse en verdaderos rituales de hospitalidad. Tehuacán nuestra gran casa se convertía en la anhelada meca durante los meses de octubre y no- viembre, a donde en alegre peregrinar gastronómico acudían legiones de co- mensales ávidos de los suculentos hue- sos de chivo. Los menos afortunados, no dudaban en emprender el viaje desde otras latitudes con el fin de disfrutar el rico mole, que ofertaban infinidad de restaurantes, hoteles y fondas, con múl- tiples variantes, (“una receta por cada cocinera”), pero con el común denomi- nador de satisfacer los paladares de los visitantes. A mediados del siglo XX, el platillo había adquirido mayor fama debido a la difusión de los visitantes quienes habían tenido la suerte de hacer coincidir su vi- sita para curarse con las aguas minera- les y la temporada de La Matanza, afa- mándolo y difundiendo las bondades del guiso. Por esos años son de recordarse entre los principales introductores de ganado cabrío a los señores José Sua- rez, Evaristo Abascal, Rufino Ramírez y Antonio Abascal, a quienes se agregaría posteriormente don Iñigo García Peral entre otros, llegándose a sacrificar no menos de 20 mil cabezas provenien- tes de la Mixteca oaxaqueña, desde las costas de Guerrero y Oaxaca hasta las inmediaciones con el estado de Puebla. Sin embargo de unos años a la fecha hemos venido presenciando un fenóme- no inquietante. Algo similar a lo ocurrido en las últimas décadas del siglo pasado con el agua de Tehuacán. Un lamenta- ble proceso de “destehuacanización”. El proceso de pastoreo del llamado ganado trashumante a lo largo del año, para cul- minar su crianza y ceba con la celebra- ción de la Matanza de chivos en Tehua- cán, que iniciaba a mediados de octubre de cada año empezó a experimentar una modificación en algún momento de los inicios de este siglo. Otra situación que vino a desalentar las excursiones gastronómicas a Tehua- cán fue la ola de creciente inseguridad en los caminos que llevan a Tehuacán. Especialmente las que conducen a Pue- bla (vía autopista o carretera federal), que cruzan el corazón del tristemente célebre Triangulo Rojo, y la que conecta a la ciudad con el Estado de Veracruz. Como consecuencia, menos demanda local por parte de los visitantes forá- neos. Si a esto agregamos que ya no era necesario hacer el viaje, con los gastos y riesgos que esto implica, pues se po- día degustar el platillo sin necesidad de salir de la capital, pues el círculo vicioso se cerraba perfectamente en perjuicio de Tehuacán. Para darse una idea de la gravedad de la situación, se calcu- la que un solo restaurant de la ciudad de Puebla, podría estar consumiendo más juegos de caderas que el conjun- to de restaurantes de Tehuacán. Difícil de creer el dicho, pero proveniente de fuente enterada. Ante este negro panorama hay quienes han propuesto que se gestione la denominación de origen para el Mole de Caderas. Sin embargo tratándose de un platillo sobre el que abundan rece- tas, métodos de preparación e ingre- dientes, parece que la propuesta no es factible. Otros han intentando desvir- tuar las caderas no tehuacaneras ca- lificándolas de piratas, con pobres re- sultados. El Mole ha sido promovido en ferias y eventos extranjeros como una creación originaria de esta ciudad. Sin embargo los resultados de estas inicia- tivas, visto el actual estado de cosas, parecen no haber sido muy exitosos. Luego entonces: ¿Qué hacer?, por- que no podemos quedarnos cruzados de brazos viendo como le comen el mandado a Tehuacán. A este paso, en poco tiempo, de no reaccionar, se po- dría convertir en una tradición en vías de extinción. Van algunas ideas, des- madejadas, movidas más por una bue- na intención y amor a Tehuacán, 1. Consolidar una asociación de intereses y acciones en el sector invo- lucrado (introductores, restaurantes, hoteles y prestadores de servicios), a fin de lanzar una campaña efectiva de difusión regional para promover el mole de caderas como un platillo te- huacanero, e incentivando la visita a Tehuacán de los gastrófilos partidarios de nuestro mole. 2. Gestionar el involucramiento in- dispensable de la autoridad municipal y estatal, a fin de articular acciones (publicidad visual, promoción en revis- tas, artículos, expos turísticas) 3. Relanzamiento del Festival de la Matanza como un evento étnico-gas- tronómico-cultural bien planeado, me-