Se forman con la participación de los sistemas circulatorios y linfáticos. Se dividen funcionalmente en dos tipos de acuerdo con los procesos inmunológicos en los que se involucran: los órganos linfoides primarios, como la médula ósea y el timo; los órganos linfoides secundarios, entre estos el bazo, los ganglios linfáticos y el tejido linfoide difuso como: tejido linfático asociado con mucosas (MALT), tejido linfático asociado con el intestino (GALT) y tejido linfático asociado con piel (SALT).
Las células del sistema inmunológico se originan en la medula ósea a partir de un precursor común denominado célula madre pluripotente hematopoyética (CMPH). Pueden autorrenovarse y dar lugar a distintos tipos celulares. La mayoría de las CMPH se hallan cerca del endostio y también pueden encontrarse en la región que rodea la vasculatura de la medula ósea.
A partir de las CMPH se generan distintos progenitores denominados progenitor mieloide que dará lugar a los neutrófilos, basófilos, eosinófilos y macrófagos; y progenitor linfoide común el cual dará lugar a los linfocitos B y T, células NK y células dendríticas.
Los leucocitos se clasifican como agranulocitos (linfocitos y monocitos) y granulocitos, denominados así por el contenido de los gránulos en su citoplasma (neutrófilos, eosinófilos y basófilos).
Cada tipo de linfocito tiene una función específica en la respuesta inmunitaria y defensiva del organismo
El sistema inmunológico es el encargado del reconocimiento y la diferenciación entre lo que forma parte de un individuo y lo que es ajeno a él. Es capaz de responder a alteraciones homeostáticas, causadas ya sea por daño celular o por la invasión de microorganismos patógenos. Está constituido por órganos linfoides y vasos linfáticos.
EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
órganos del sistema inmunológico
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