Sin lugar a duda la ambición del ser humano por saquear cada rincón del planeta en donde ha detectado un yacimiento petrolífero, no tiene medida. Muestra de esto ahora el llamado continente negro se enfrenta a una nueva amenaza, como si las guerras internas, las enfermedades y el hambre de algunas de sus zonas no fueran suficientes, se le suma ahora el peligro de explotación petrolífera en la zona del Congo, más específicamente en el Parque Nacional Virunga.
Ya desde hace un tiempo los expertos y diversas ONG han mostrado la triste realidad del parque, no solo para la diversidad de especies que ahí tienen su hogar, sino más específicamente el gorila, nuestro primate más cercano que ha visto mermada su población gracias a la caza furtiva. Ahora el colmo de los males ha tocado su puerta, o mejor dicho brama por ser saqueado bajo tierra, el petróleo, una de las más contaminantes fuentes de energía se posa bajo sus “pies”, ofreciendo un futuro no verde sino absolutamente negro.
Lo más irónico es que hoy día existiendo cientos de alternativas energéticas más limpias, el propio gobierno ha repartido licencias a diestra y siniestra a compañías cuyo objetivo es meramente monetario, pasando incluso por una ley nacional. Y entonces todos se preguntan ¿Y el desarrollo sustentable qué papel juega en todo esto?, ¿Y la conservación para cuando? Y más importante ¿Qué valor tiene, a todas estas, la vida de miles de especies, incluyendo la del gorila?
Las respuestas penden de un hilo, al igual que la supervivencia la vida en esa zona, un paraíso con una negra serpiente que, como en el Edén, prometió un mejor futuro, seguido de una realidad de sacrificio perpetuo.