Relatos de misterio Relatos-de-misterio | Page 19

Una vez que se fueron , hablé francamente con Valdemar sobre su próximo fin , y me referí en detalle al experimento que le había propuesto . Nuevamente se mostró dispuesto , e incluso ansioso por llevarlo a cabo , y me pidió que comenzara de inmediato . Dos enfermeros , un hombre y una mujer , atendían al paciente , pero no me sentí autorizado a llevar a cabo una intervención de tal naturaleza frente a testigos de tan poca responsabilidad en caso de algún accidente repentino . Aplacé , por tanto , el experimento hasta las ocho de la noche del día siguiente , cuando la llegada de un estudiante de medicina de mi conocimiento ( el señor Theodore L … l ) me libró de toda preocupación . Mi intención inicial había sido la de esperar a los médicos , pero me vi obligado a proceder , primeramente por los urgentes pedidos de Valdemar y luego por mi propia convicción de que no había un minuto que perder , ya que con toda evidencia el fin se acercaba rápidamente .
El señor L … l tuvo la amabilidad de acceder a mi pedido , así como de tomar nota de todo lo que ocurriera . Lo que voy a relatar ahora procede de sus apuntes , ya sea en forma condensada o verbatim .
Faltaban cinco minutos para las ocho cuando , después de tomar la mano de Valdemar , le pedí que manifestara con toda la claridad posible , en presencia de L … l , que estaba dispuesto a que yo le hipnotizara en el estado en que se encontraba .
Débil , pero distintamente , el enfermo respondió : « Sí , quiero ser hipnotizado », agregando de inmediato : « Me temo que sea demasiado tarde .»
Mientras así decía , empecé a efectuar los pases que en las ocasiones anteriores habían sido más efectivos con él . Sentía indudablemente la influencia del primer movimiento lateral de mi mano por su frente , pero , aunque empleé todos mis poderes , me fue imposible lograr otros efectos hasta algunos minutos después de las diez , cuando llegaron los doctores D … y F …, tal como lo habían prometido . En pocas palabras les expliqué cuál era mi intención , y , como no opusieron inconveniente , considerando que el enfermo se hallaba ya en agonía , continué sin vacilar , cambiando , sin embargo , los pases laterales por otros verticales y concentrando mi mirada en el ojo derecho del sujeto .
A esta altura su pulso era imperceptible y respiraba entre estertores , a intervalos de medio minuto .