C APÍTULO 1
Una filosofía para entrenar a atletas de la escuela secundaria
Cuando los atletas experimentan este tipo de diversión, se sienten consumidos por
el deseo de experimentar más… preferentemente lo antes posible. La actitud más
importante que enseñan los entrenadores puede ser desarrollar este deseo de diversión.
Cuando los atletas han satisfecho el deseo de divertirse, son más propensos a:
• Esforzarse con todo su corazón para alcanzar la excelencia.
• Dedicarse al entrenamiento duro en forma persistente y consistente.
• Mostrar la confianza en sí mismo que requiere entrenar y competir entregando lo
mejor de uno, al tomar decisiones difíciles y hacer sacrificios.
• Estar ansioso por mostrar su capacidad en la competición, sin miedos ni dudas
sobre sí mismo.
• Ganar fortaleza personal al respetar, ayudar y preocuparse por sus compañeros de equipo.
Entonces ¿respecto de ganar?
¿Dónde debería ubicarse entonces la victoria en nuestra filosofía de entrenamiento?
Como mencionamos antes, casi todos los entrenadores preferirían ganar todas las
competencias. Sin embargo, si nos enfocamos con realismo, es importante que esos
entrenadores admitan que no interesa mucho si nuestros equipos ganan o no todos
los partidos. Lo que sí importa es que ganemos la batalla de realzar la vida de nuestros
atletas mediante la experiencia de participar en el fútbol. Para los entrenadores, ésta
representa la mayor victoria que pueden obtener. Ésta es la verdadera medida de lo
que significa el éxito en la profesión de entrenador.
CONDICIONAR EL ENTORNO
La mayoría de nosotros cree que los deportes enseñan a los participantes grandes
ideales y admirables cualidades personales tales como orgullo, valor, confianza y
respeto. Lamentablemente, esto no siempre es verdad. Ninguno de estos ideales y
atributos son inherentes al deporte. Es el entrenador quien enmarca la experiencia de
participar en deportes dentro del ambiente que él crea para su programa. Por cada
atleta que sintió orgullo por el deporte, existen otros que experimentaron la crítica
implacable y el ridículo por parte de sus entrenadores. Por cada atleta que adquirió
valor por la competición, existen otros controlados por el miedo al escrutinio intenso
y a las grandes esperanzas que sus entrenadores depositan en ellos. Muy a menudo,
los atletas desarrollan actitudes tales como falta de respeto, odio y venganza hacia sus
adversarios, autoridades, compañeros de equipo y entrenadores.
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