En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la
justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don
Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este
combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano
izquierda, que le quedó anquilosada.
Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en
Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran
conocimiento de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por
piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su
hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su
familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.
Don Quijote de la Mancha
La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha apareció en
1605; el éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir
de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y
Cervantes con ella, para poder seguir mendigando favores. La justa fama que le
había dado la difusión del Quijote sólo sirvió a Cervantes para publicar otras obras
que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del
Parnaso y las Comedias y entremeses.
En 1615, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del
Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más
grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido
moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de
caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las