Cuando la diferencia era ya de nueve días, en el siglo XV el papa Sixto IV, hace venir a Roma al astrónomo Johann Müller, para supervisar los cambios necesarios al calendario. Cuatro años
después de haber llegado a Roma el científico es asesinado sin que ningún cambio se hubiere
realizado.
En marzo de 1582, cuando el corrimiento alcanzaba ya diez días, el papa Gregorio XIII promulgó el nuevo calendario, conocido hoy día como Calendario Gregoriano. El jesuita alemán Christopher Clavius, fue quien realizó los cálculos y dio las reglas.
Alguna vez te has preguntado: ¿Porqué el año acaba el 31 de diciembre?, ¿Por qué se contabilizan los años a partir del nacimiento de Cristo?, ¿Por qué se incluye un día extra cada cuatro años el 29 de febrero?, ¿Porqué es que el año tiene 365 días subdividido en doce meses?, ¿Por qué los relojes marcan 60 minutos?, ó ¿Por qué un minuto marca 60 segundos?; Probablemente, pero de inmediato dejamos atrás el cuestionamiento...
La razón es sencilla: Es un convencionalismo o una conveniencia.
Lo que no son convenciones o conveniencias, es decir que no dependen de la voluntad del humano, son el tiempo que tarda la Luna en dar la vuelta alrededor de la Tierra, el tiempo que tarda la Tierra en girar sobre su propio eje y alrededor del Sol, el tiempo aproximado de 230 millones de años terrestres de traslación del Sol en torno al ápex de la Galaxia, número que no es un múltiplo exacto de ninguno de los anteriores. Visto desde la Tierra el Sol tarda 365 días 5 horas 45 minutos y 40 segundos en volver a tener la misma posición con respecto a las constelaciones. En notación decimal un año terrestre dura 365.242.199 días.
Los mayas tenían un calendario de 365 días, distribuido en 18 meses de 20 días más un período
de 5 días llamado Uayeb.
El calendario romano anterior a Julio César empezaba en el mes de marzo. La primera vez que se introdujo un día extra cada cuatro años fue entre el 23 y el 24 de febrero, el que posteriormente se le ubicó en el 29 de febrero. En el año 46 AC., fue Julio César quien efectuó la reforma al establecer la duración de un año de 365.25 días. La diferencia de esta duración arbitraria con el tiempo real, es suficiente para producir desajustes de un día cada 128 años.
El primero que noto los efectos de esta diferencia fue el monje historiador de origen británico
Beda, quien en el año de 730 señaló que el equinoccio de primavera se había desplazado tres días con respecto a la fecha en el año del concilio de Nicea.
En el siglo XIII el desplazamiento era ya de siete días y fue señalado por Joahannes de Sacrobosco y Roger Bacon quien hace llegar al papa un tratado acerca de la reforma calendárica.
La reforma no se llevó a cabo.
16 Reflexiones / Enero, 2015