Existe la idea de que la web nos proporciona casi al instante todo aquello que queremos o necesitamos saber. La cantidad de datos e información que circula en Internet es inmensa, casi infinita como la biblioteca de Babel que construye Borges en uno de sus célebres cuentos. Sea lo que sea que busquemos, en seguida se nos aparecen miles de resultados, cientos de páginas para consultar. Luego de abrir más de diez pestañas y navegar intermitentemente por ellas, nos sentimos perdimos, si no es que estamos apurados y nos quedamos con el primero de los resultados o las respuestas rápidas arrojadas por Google. Algunos académicos insisten en que pensar a Internet como una gran biblioteca no sería lo más atinado, habría que pensarla más bien como algo más grande, dinámico y diverso.
“Internet se parece más a pasar un rato en una cafetería donde uno puede escuchar todo tipo de cosas que a consultar los archivos de papel de una biblioteca o a pasar unas hojas leyendo un libro en la misma”.
Cassany, D. (2011, p. 217)
Todo y nada al alcance de un click. Hay que aprender a navegar a través de millones de contenidos digitales para encontrar información veraz y adecuada a nuestro interés. Se trata de una tarea compleja, fundamental para trabajar con los chicos y chicas de nivel primario que comienzan a usar las herramientas tecnológicas como puentes de acceso y creación del conocimiento...
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