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EEUU ha optado por renegociar el NAFTA ante el temor cierto de que sus empresas
pudiesen perder competitividad por la ruptura del mismo.
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La incertidumbre ante el modelo de renegociación del NAFTA es alta en el sentido de
que esta podría ser asimétrica con EEUU y Canadá por un lado y EEUU y México por
otro, algo que México no estaría dispuesto a aceptar.
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Las negociaciones sobre el TTIP entre EEUU y UE, han quedado en suspenso. EEUU
se ha dado un plazo de 90 días para analizar sus relaciones comerciales con terceros
para después considerar como abordar de nuevo un posible tratado. En el caso de que
se retomasen las negociaciones, la incertidumbre sobre el nuevo punto de partida es
alto, ya que los acuerdos previos no son vinculantes.
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La salida del Reino Unido de la UE, hace que la nueva administración de EEUU tenga
que buscar la manera de reorganizar sus relaciones comerciales con ambos actores,
ahora separados, sin tensar relaciones con ninguno de los dos, posiblemente con un
nuevo marco normativo que envuelva a las partes y deje a EEUU como potencia
comercial en la cuenca atlántica. La primordial entrada comercial de EEUU en Europa
tendrá que dejar de ser Londres y buscar nicho en otro punto de la UE.
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Si las políticas económicas y comerciales de la nueva administración se dirigen hacia
una
renuncia al multilateralismo, Estados Unidos perderá protagonismo en la
configuración del orden económico internacional del siglo XXI, dejando vía libre a que
China se consolide como poder hegemónico en la región Asia-Pacífico y se postule
como nuevo líd er del libre comercio global.
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Un excesivo énfasis en la reducción de los déficits comerciales por parte de EEUU
afectará negativamente a las relaciones comerciales y estratégicas en las principales
regiones económicas mundiales, y le restará competitividad e influencia geopolítica
global.
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La nueva administración de EEUU ha puesto en cuestión la utilidad de la OTAN y con
ello presiona a sus socios en la Alianza para que aumenten su aportación económica,
para rebajar su propia aportación y poder dedicar más presupuesto a su defensa. Pero
la realidad es que a ninguno le conviene que se quiebre esta Alianza.
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