REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 99

disminuidas nuevamente en febrero, y se prohibieron las linter- nas en los pesebres para economizar petróleo. Pero los cerdos parecían estar bastante a gusto y, en realidad, aumentaban de peso. Una tarde, a fines de febrero, un tibio y apetitoso aroma, como jamás habían percibido los animales, llegó al patio, trans- portado por la brisa y procedente de la casita donde se elaboraba cerveza en los tiempos de Jones, casa que se encontraba más allá de la cocina. Alguien dijo que era el olor de la cebada hirviendo. Los animales husmearon hambrientos y se preguntaron si se les estaba preparando un pienso caliente para la cena. Pero no apa- reció ningún pienso caliente, y el domingo siguiente se anunció que desde ese momento toda la cebada sería reservada para los cerdos. El campo detrás de la huerta ya había sido sembrado con cebada. Y pronto se supo que todos los cerdos recibían una ra- ción de una pinta de cerveza por día, y medio galón para el mismo Napoleón, que siempre se le servía en la sopera del juego guardado en la vitrina de cristal. Pero si bien no faltaban penurias que aguantar, en parte esta- ban compensadas por el hecho de que la vida tenía mayor digni- dad que antes. Había más canciones, más discursos, más des- files. Napoleón ordenó que una vez por semana se hiciera algo denominado Demostración Espontánea, cuyo objeto era celebrar las luchas y triunfos de la «Granja Animal». A la hora indicada, los animales abandonaban sus tareas y desfilaban por los límites de la granja en formación militar, con los cerdos a la cabeza, luego los caballos, las vacas, las ovejas y después las aves. Los perros marchaban a los lados y a la cabeza de todos, el gallo negro de Napoleón. Boxer y Clover llevaban siempre una ban- dera verde marcada con el asta y la pezuña y el lema: «¡Viva el Camarada Napoleón!». Luego venían recitales de poemas compuestos en honor de Napoleón y un discurso de Squealer dando detalles de los últimos aumentos en la producción de alimentos, y en algunas ocasiones se disparaba un tiro de esco- peta. Las ovejas eran las más aficionadas a las Demostraciones 99