REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 50
sencillamente ridícula. No podían entender, decían, cómo hasta
los animales mismos se atrevían a cantar algo tan deleznable.
Cualquier animal que era sorprendido cantándola, se le azotaba
en el acto. Sin embargo, la canción resultó irreprimible: los mir-
los la silbaban en los vallados, las palomas la arrullaban en los
álamos y hasta se reconocía en el ruido de las fraguas y en el
tañido de las campanas de las iglesias. Y cuando los seres
humanos la escuchaban, temblaban secretamente, pues presen-
tían en ella un augurio de su futura perdición.
A principios de octubre, cuando el maíz había sido cortado y
entrojado y parte del mismo ya había sido trillado, una bandada
de palomas cruzó a toda velocidad y se posó, muy excitada, en
el patio de «Granja Animal». Jones y todos sus peones, con me-
dia docena más de hombres de Foxwood y Pinchfield, habían
atravesado el portón y se aproximaban por el sendero hacia la
casa. Todos esgrimían palos, exceptuando a Jones, que marcha-
ba delante con una escopeta en la mano. Evidentemente iban a
tratar de reconquistar la granja.
Esta eventualidad, hacía tiempo que estaba prevista y, en
consecuencia, se habían adoptado las precauciones necesarias.
Snowball, que había estudiado las campañas de Julio César en
un viejo libro, hallado en la casa, estaba a cargo de las operacio-
nes defensivas. Dio las órdenes rápidamente y en contados mi-
nutos, cada animal ocupaba su puesto de combate.
Cuando los seres humanos se acercaron a los edificios de la
granja, Snowball lanzó su primer ataque. Todas las palomas —
eran unas treinta y cinco— volaban sobre las cabezas de los
hombres y los ensuciaban desde lo alto; y mientras los hombres
estaban preocupados eludiendo lo que les caía encima, los gan-
sos, escondidos detrás del seto, los acometieron picoteándoles
las pantorrillas furiosamente. Pero aquélla era una simple esca-
ramuza con el propósito de crear un poco de desorden, y los
hombres ahuyentaron fácilmente a los gansos con sus palos.
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