REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 117

das, otros tenían cuatro, aquellos tenían tres. Pero ¿qué era lo que parecía desvanecerse y transformarse? Después, finalizados los aplausos, los concurrentes cogieron nuevamente los naipes y continuaron la partida interrumpida, alejándose los animales en silencio. Pero no habían dado veinte pasos cuando se pararon brusca- mente. Un enorme alboroto de voces venía desde la casa. Regre- saron corriendo y miraron nuevamente por la ventana. Sí, se es- taba desarrollando una violenta discusión: gritos, golpes sobre la mesa, miradas penetrantes y desconfiadas, negativas furiosas. El origen del conflicto parecía ser que tanto Napoleón como el se- ñor Pilkington habían descubierto simultáneamente un as de es- padas cada uno. Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cer- dos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.■ 117