REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 111

ellas durante la mayor parte del día. Dijo que les estaba enseñan- do una nueva canción, para lo cual se necesitaba aislamiento. Una tarde tranquila, al poco tiempo de haber vuelto las ove- jas de su retiro —los animales ya habían terminado de trabajar y regresaban hacia los edificios de la granja—, se oyó desde el patio el relincho aterrado de un caballo. Alarmados, los animales se detuvieron bruscamente. Era la voz de Clover. Relinchó de nuevo y todos se lanzaron al galope entrando precipitadamente en el patio. Entonces contemplaron lo que Clover había visto. Era un cerdo, caminando sobre sus patas traseras. Sí, era Squealer. Un poco torpemente, como si no estuviera totalmente acostumbrado a sostener su gran volumen en aquella posición, pero con perfecto equilibrio, estaba paseándose por el patio. Y poco después, por la puerta de la casa apareció una lar- ga fila de tocinos, todos caminando sobre sus patas traseras. Al- gunos lo hacían mejor que otros, si bien uno o dos andaban un poco inseguros, dando la impresión de que les hubiera agradado el apoyo de un bastón, pero todos ellos dieron con éxito una vuelta completa por el patio. Finalmente se oyó un tremendo la- drido de los perros y un agudo cacareo del gallo negro, y apare- ció Napoleón en persona, erguido majestuosamente, lanzando miradas arrogantes hacia uno y otro lado y con los perros brin- cando alrededor. Llevaba un látigo en la mano. Se produjo un silencio de muerte. Asombrados, aterroriza- dos, acurrucados unos contra otros, los animales observaban la larga fila de cerdos marchando lentamente alrededor del patio. Era como si el mundo se hubiera vuelto del revés. Llegó un momento en que pasó la primera impresión y, a pesar de todo — a pesar de su terror a los perros y de la costumbre, adquirida du- rante muchos años, de nunca quejarse, nunca criticar—, estaba a punto de saltar alguna palabra de protesta. Pero en ese preciso instante, como obedeciendo a una señal, todas las ovejas estalla- 111