REBELIÓN EN LA GRANJA Rebelión en la Granja-George Orwell | Page 101
largo—, allá arriba, exactamente detrás de esa nube oscura que
ustedes pueden ver, allí está situado Monte Azúcar, esa tierra
feliz donde nosotros, pobres animales, descansaremos para
siempre de nuestras fatigas». Hasta sostenía haber estado allí
en uno de sus vuelos a gran altura, y haber visto los campos pe-
rennes de trébol y las tartas de semilla de lino y los terrones de
azúcar creciendo en los cercados. Muchos de los animales le
creían. Actualmente, razonaban ellos, sus vidas no eran más que
hambre y trabajo; ¿no resultaba, entonces, correcto y justo que
existiera un mundo mejor en alguna parte? Una cosa difícil de
determinar, era la actitud de los cerdos hacia Moses. Todos ellos
declaraban desdeñosamente que sus cuentos respecto a Monte
Azúcar eran mentiras y, sin embargo, le permitían permanecer
en la granja, sin trabajar, con una pequeña ración de cerveza por
día.
Después de habérsele curado el casco, Boxer trabajó más que
nunca. Ciertamente, todos los animales trabajaron como escla-
vos aquel año. Aparte de las faenas corrientes de la granja y la
reconstrucción del molino, estaba la escuela para los cerditos,
que se comenzó en marzo. A veces, las largas horas de trabajo
con insuficiente comida, eran difíciles de aguantar, pero Boxer
nunca vaciló. En nada de lo que él decía o hacía se exteriorizaba
señal alguna de que su fuerza ya no fuese la de antes. Únicamen-
te su aspecto estaba un poco cambiado. Su pelaje era menos bri-
llante y sus ancas parecían haberse contraído. Los demás decían
que Boxer se restablecería cuando apareciera el pasto de prima-
vera; pero llegó la primavera y Boxer no engordó. A veces, en la
ladera que llevaba hacia la cima de la cantera, cuando esforzaba
sus músculos tensos por el peso de alguna piedra enorme, parec-
ía que nada lo mantenía en pie excepto su voluntad de continuar.
En estos momentos se adivinaba que sus labios pronunciaban las
palabras: «Trabajaré más fuerte» porque voz no le quedaba.
Nuevamente Clover y Benjamín le advirtieron que cuidara su
salud, pero Boxer no prestó atención. Su duodécimo cumpleaños
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