QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 88
uando llegó a su casa sus padres no estaban.
El silencio era absoluto.
Felipe atravesó el pasillo como un explorador
perdido en el desierto atraviesa las dunas ardientes que
le envuelven por todas partes. No quiso mirar los
carteles. Ni tocarlos. Se metió en la cocina y allí, en la
nevera, vio el mensaje.
«Querido hijo, hemos salido a comer fuera y
pasarlo bien. No sufras si llegamos tarde. A lo mejor
vamos al cine, o a bailar, o las dos cosas. ¡Ja, ja, ja!
Besos. Te queremos».
Encima cachondeo.
«Ja, ja, ja».
«Besos».
«Te queremos».
¡Pues qué bien!
Ni siquiera una palabra con relación a que comiera,
estudiara… Nada, ¡nada! Pasaban de él
olímpicamente.
¡Estaban en huelga!
Felipe miró la cocina con amargura. Abrió la nevera
y fue como si mirara un programa de la tele sin voz. O
C