QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 64
—¡Mamá!
—¡Ay, Felipe, que te has pasado el día
gastándome el nombre, hijo! ¡Hala, vete a la cocina!
Hay pan, embutidos en el tupper azul y zumo en la
nevera —la película iba a continuar, porque la cadena
puso un último anuncio de autopropaganda que ya
conocían. Entonces ella gritó—: ¡Quique, la peli!
Su padre reapareció en el salón a la carrera.
Se sentó en el sofá, volvieron a cogerse de las
manos como críos, ella se recostó sobre él y pasaron
de todo menos de la película.
Imposible decirles ya nada más.
Y mucho menos preguntarles de una buena vez qué
estaba pasando allí.
Felipe los dejó solos.
Se reían.
Tan panchos.
Fue a la cocina, se preparó un bocata, se lo zampó
con apetito, y como no había vigilancia materna, incluso
se pasó con el chocolate de postre, aun sabiendo que
luego podía tener una mala noche y pesadillas. Era una
venganza tonta, porque el que lo pasaba mal era él,