QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 55
—¡Aaah!… ¡No podrás conmigo!… ¡Vamos, ven,
bicho peludo!… ¿Ah, sí, ah, sí, tú y quién más? ¡Toma
ya!
Era insoportable.
Y su madre sin volver.
Llegó al salón e hizo una última tentativa.
—¡Papá, salgo!
—Mmm…
—¡Papá, que me voy!
Esperaba el «no vuelvas tarde» o peor, el «¿adónde
vas?» preliminar al recordatorio de los suspensos.
Pero ni por esas.
—¡Vale!
Felipe caminó hasta la puerta, la abrió, salió, cerró
despacio y bajó la escalera peldaño a peldaño,
pensativo, sin creerse lo que estaba sucediendo, porque
desde luego sucedía algo y muy grave, con o sin
marcianos de verdad apoderándose de la voluntad de
sus padres.
Cuando llegó a la calle no supo adónde ir, porque
era demasiado temprano para reunirse con Ángel.
—¡Jo! —resopló abatido, sentándose en el