QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 47
la consola. Allí estaba pasando algo muy raro.
—¿Jugamos juntos? —propuso el chico indeciso.
—No.
Fue tan categórico que Felipe alucinó todavía más.
Por lo general, era su padre el que quería jugar con él,
pero él se negaba porque se creía muy mayor para ello.
—¿Por qué?
—Porque cuando te gano te enfadas.
—No vas a ganarme.
—¡Ja, ja! —se rió y añadió—: ¡Largo!
—¡La consola es mía! —se desesperó Felipe.
Eso sí hizo que su padre le mirara fijamente.
—¿La pagaste tú?
—Fue un regalo.
El hombre hizo memoria.
—¡Oh, sí, ya me acuerdo! —alzó las cejas—.
Bueno, pues queda confiscada.
—¿Cómo que…?
—Requisada por la autoridad competente —debió
de parecerle gracioso el apelativo porque sonrió con
sadismo—. Mira qué bien.
—Bueno, ya vale, ¿no?