QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 34

el suelo, poco menos que para matarlo. Sus caras no eran nada amigables. —¡Qué malo eres! —¡No te vuelvo a coger más, aunque falten jugadores! —¡Nenaza! O se peleaba con todos, y llevaba las de perder, o se resignaba y se hacía el duro. Se resignó, aunque lo de hacerse el duro… —¡Qué pasa? ¡Llevaba efecto! ¡Y además, la culpa es de Mateo! ¿Dónde estaba Mateo, eh? ¡El portero tiene que salir de puños! —¿Quieres ver mi puño? —le amenazó Mateo. Cuatro a cuatro. Para desempatar tiraron penaltis. Casualmente Javi falló el suyo y perdieron. Pero al contrario que a él, todos fueron a consolarlo. —Qué mala suerte. —Si es que esto es una lotería. —Es culpa del campo, que cada día está peor. Felipe se cansó y sin despedirse emprendió el camino de vuelta a su casa. A los pocos pasos le alcanzó Ángel, feliz por la victoria y como si no pasara