QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 19

Lo que temía. Su camiseta estaba allí, en el fondo, sucia, arrugada, manchada y oliendo fatal. ¡No iba a poder ponérsela! ¿Cómo pretendía ELLA que jugara al fútbol con otra camiseta? —¡Aaah…! —se enfadó aún más. Regresó a la galería. Su madre se había sentado en el suelo. Trataba de tocarse la punta de los pies con los brazos extendidos. Estaba roja por la tensión y el esfuerzo. —¡Mamá! —el grito casi la hizo saltar—. ¡Mi camiseta está sucia! Ella le miró. No movió ni un músculo. Solo puso cara de sorpresa, y tampoco mucha. —Oh, vaya —se encogió de hombros. —¿Cómo que «¡Oh, vaya!» —Felipe no podía creerlo—. ¡Lleva dos días en el cesto! —¿Ah, sí? —¡No la has lavado! —gritó exasperado. Ahora sí, su madre puso una cara muy curiosa, como de desconcierto.