QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 127

—Sí, mamá. —Vale. Nos ponemos cómodos y te esperamos en el comedor en cinco minutos. Lo dejaron solo. Cinco minutos. Ponerse cómodos. Contó los trescientos segundos, reloj en mano. No perdió ni uno más. Fue al comedor y se sentó a la mesa. La primera que apareció fue su madre, con la bata de estar por casa. Luego lo hizo su padre, con los pantalones viejos y las pantuflas. Se sentaron y le miraron. Felipe hizo acopio de valor. Habían sido los tres días más espantosos de toda su vida, así que ya no vaciló. Cualquier cosa era mejor que seguir de aquella forma. —Vale —asintió—, ¿qué queréis? —Bueno, ahora mismo… acostarnos y dormir — dijo ella. —Me refiero a mí —trató de no perder la paciencia—. ¿Se trata de que me porte bien, y estudie, y lea, y arregle mi habitación y todo eso?