A veces, para que se forme una amistad tardas siglos y otras en cambio basta con una semana, pero no importa el tiempo en que conoces a alguien, sino lo que es capaz de demostrarte en muy poco tiempo.
Tengo miedo de algún día sentir la amistad como algo lejano, secundario y prescindible, como le pasa a la gran mayoría de personas. Tengo miedo de recordar todos los momentos como algo que jamás volverá a ocurrir. Tengo miedo a perder. Tengo miedo a quedarme solo, aunque sé que nadie, absolutamente nadie está solo, tan solo es que hay personas que buscan pantalones en una tienda de relojes, es decir, que buscan amigos de verdad, donde no los hay.
Me gustaría ir al centro de alguna ciudad llena de gente, subir a la cima más alta de cualquier edificio y gritar a todo pulmón lo que siento por cada uno de mis amigos, agradecerles todo lo que han hecho por mí y prometerles que jamás me alejaré de su lado. Es una lástima que el ser humano sea tan desagradecido, y que nos avergoncemos de decirle a las personas que amamos lo que sentimos por ellas.
Por eso, querido amigo aprovecha cada día de tu vida a vivirla con personas con las cuales quieres estar, porque nunca sabes cuál es tu último día.