QUE BONITO ES MANZANILLO NUMERO 18 | Page 9

-Y deja de decirme coyote, que es el malo de la canción del maestro José Alfredo Jiménez y pa´cabarla terminó con un balazo en la frente.

Pues por eso mismo te lo digo, tú eres muy malo conmigo, no finjas demencia, no me fuiste a visitar a mi casa, digo tu casa, ni que fuera mucho traqueteo.

-¡Nooo!, ¿pa´que quieres que se sulfuren y se me arranquen tus hijos? Si cada vez que me los encuentro me miran refeo, me tienen tirria.

-¡No te revientes reata que es el último estirón!, para que le pones, si luego no le sacas? No te arrugues, que mis hijos ya ni se acuerdan, es más ni te pelan, así como la Virgen cuando dices que te habla, no hagas mitote.

Pos que bueno porque pa´mí, ni fu ni fa- dijo muy digno don Cipriano

-Además ¿cómo se te ocurre ir al sepelio de mi viejito sabiendo que él siempre contaba que casi me robas a caballo un día antes de que nos matrimoniáramos?

-Pero mujer, lo del velorio fue hace como veinte años, y esos eran otros tiempos… y lo del caballo, ese chisme, es de cuando creían que la luna era de queso, ya no se acostumbra; y además, yo solo quería darte el pésame, sé que querías mucho al difuntito, y bueno… el muerto al pozo y el vivo al gozo.

-Pues esa opinión no la compartíamos en esos momentos ni mis hijos ni yo, y por eso fue la corretiza que te pusieron. Y ahora me sales con que sí es cierto eso del caballo.

-No te lo desniego –respondió don Cipriano un poco apenado- si no fuera porque me di cuenta de que querías mucho al susodicho y además que me caía bien el tipo, en un de repente…pos sería otro cantar.

-Ah, que mi Coyote, ¿no que no?, si te escogí bien la cancioncita, que bueno que no lo intentaste, ¡porque se te hubiera aparecido el chamuco, canijo degenerado!; te hubieras quedado capón o cuando menos chiclán.

-Ah que mi Marie… digo Fina, si nunca pasó, solo fue un canijo pensamiento que traía atravesado y cada que me echaba mis alipuses parecía que me gritaba, pero nunca hubo planes ni nada.

¿No hubo planes?, mira Cipriano, si por eso se enteró mi peor es nada, porque anduviste consiguiendo un caballo decente, porque el tuyo parecía mulo.

Don Cipriano vio que la plática estaba subiendo de tono y decidió cortar por lo sano:

-Mira Finita, la cosa nunca pasó de ese punto, yo te respeto profundamente y bueno me agradas mucho, no quisiera que te enojes más, ya de que me llamaste Cipriano en lugar de bromearme, me dice que ya estas molesta, y la verdad no hay causa ni caso de que te pongas así, luego de seguro te va a saber la boca a centavo.

-El miedo no anda en burro mi Coyotito, y si antes andaba en mulo pues ahora medio anda en la burrita- doña Serafina se mofó del bastón de don Cipriano.

-Ta´güeno, ta´güeno Serafina, acepto la reprimenda, pero eso sí, no era mulo, era caballo, criollo pero un buen caballo, Se llamaba Cantador.

-Ah que cosas escucha una en estos tiempos, tu mul-caballo tenía el nombre de la canción esa que dice: “nació bajo de una higuera su mamá fue yegua fina”

Pos sí, ¿y, qué?

No, nada, ¡que no maarchites mi alma!, yo solo decía Ciprianito, pero bueno, cambiemos de plática.

-Mi nombre es Cipriano, y espero que ansína me digas doña Fina, y si esperas que te visite en tu casa, pues ya puedes esperar sentada, mejor nos vemos aquí cuando tú quieras.

-Pillín, pillín, ¿ya estás de lanzado? ¿me estas proponiendo una cita aquí en este lugar tan bonito y solitario? Luego ni me cumples y las malas lenguas dicen que te tengo enyerbado,

-Si, digo…¡nooo!, es que, a este lugar siempre vengo a pasar un rato todos los días.

-¡Ah…! Y yo que ya estaba con mariposas en el estómago, pero ni modo, de galán no tienes nadita, y no importa, de todos modos yo también te estimo.

-Ta´güeno, Fina, y no puedo disculparme por los chismes y mitotes de los vaquetones y vaquetonas del pueblo, a mí también me endilgaron algunas cosillas, esa “unión pía de la vela perpetua”.

-Qui´ubo parejita, ya les cayó el chahuistle, así los quería encontrar –dijo don Chón que acababa de llegar al lugar y contento sentía ganas de cotorrear- A ver, revisen sus pies, a ver si no están rodeados de hormigas, por aquello del dulce cariño que emanan sus mercedes.

-Hola don Chón- contestaron ambos casi al unísono sorprendidos y medio apenados

Don Chón vio su oportunidad y la aprovechó- Chiveados pero contentos, no cabe duda que el amor es casi alimento, y ustedes, pos como que se están pasando de tueste o cuando menos de cocimiento.

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