FAROS MEDIAVALES
La caída del imperio romano provoca el comienzo de una etapa de oscurantismo general al que no se sustraen las señales marítimas. El comercio se reduce a áreas locales y los estados se prestan más a la guerra y la defensa. La construcción de nuevos faros se interrumpe y los que ya existían desaparecen.
La mayoría de las luces estaban situadas en la entrada de los puertos de las ciudades marítimas más importantes sirviendo para señalizar, defender y vigilar. Eran frecuentes las luces encendidas en las torres de las iglesias.
A partir del siglo XII, las cosas cambian. La creciente expansión de la navegación en el Norte de Europa y el Mediterraneo, aumenta la necesidad de seguridad nocturna. Los faros de Falsterbo, Travemünde, Neweck, Wismar y Warnemünde son ejemplos de los faros que convertirían las costas de Escandinavia y Alemania y la ruta del Báltico al Mar del Norte en las mejor iluminadas de la época, con 15 faros en el año 1600
El comercio por el mediterráneo favoreció tambien la construcción de numerosos faros, aunque siguieron situándose hogueras sobre torres de vigía ya existente como es el caso del faro de Porto Pi en Mallorca.
Derivadas de la época comercial, las ciudades-estado italianas cuya actividad marina procedía de las cruzadas, supuso la construcción de los faros de Génova, Meloria, Livorno y Venecia.
El de Génova, conocido como “La Linterna” formaba parte de las defensas de la ciudad, pasando luego a convertirse en una señal marítima. Con sus 75 metros de altura estaba considerado el faro más alto del mundo.
También se utilizó como atalaya de vigía. Se comunicaba mediante señales de humo con el de Livorno y disponía de un sistema de banderas para advertir de la presencia de barcos enemigos.
El faro de Meloria es uno de los primeros edificados en mar abierto. Se usaba para marcar las embarcaciones que salían y regresaban al puerto de Pisano.
Por su estratégica situación fue blanco de numerosos ataques aunque se reconstruyó posteriormente. Se levantó uno nuevo en 1956 y hoy es uno de los principales faros italianos.
Otros faros italianos de importancia son: Torre de San Rainieri (Messina), Faro de Castello Maniace (Siracusa) construido por el general bizantino Georgio Maniace.
En cuanto a los faros ingleses destaca la torre Hook, en la entrada del puerto de Waterford, construida como faro fortificado y el de Santa Catalina en la isla de Wight, paraje en el que se hundió un barco cargado de vino propiedad de un monasterio.
Gran parte del cargamento se recuperó y fue vendido a los habitantes de la isla por la tripulación que ocultó el hecho a los dueños que creyeron perdido el cargamento.
El engaño se descubrió y la justicia condenó al culpable a construir un faro en ese lugar con una iglesia en la que un sacerdote diariamente diría misa por el alma de los náufragos a la vez que cuidaría de mantener el fuego.