A mi padre, maestro de profesión, le apasionaba su ésta, jubilarse fue para él, en vez de un descanso, le ocasiono desmotivaciones para seguir caminando en el diario vivir. Durante su magisterio y cuando regresaba a casa después dé cada faena, éramos nosotros, un público constante y ávido de sus anécdotas, un placer oírle, las ocurrencias y con detalles lo que realizaban su apreciados alumnos de la primaria, sus compañeros de labor y por supuesto ajetreos de la dirección y las indicaciones a seguir de la Secretaria de Educación. Un buen maestro como nos refería, tenía que ser un gran psicólogo para detectar el sentir de sus alumnos. Y él, así, en sus dos turnos, vespertino y nocturno, seguro que si tenía tarea constante de investigación.
Entre tantas historias y anécdotas con sus alumnos, había una que me llamo mucho la atención, seguramente porque era un reflejo de conducta de alguien cercano de la familia, aunque ahora que han pasado los años, estoy pensando seriamente que lo narró con especial interpretación a ver si nos caía el veinte, como tan espectacularmente lo dice mi vecina. Era la actitud de Tania, su alumna de 6to de primaria, que siempre estaba olvidándose cosas importantes para su desarrollo escolar, como tareas, encargos de llevar útiles escolares para un día determinado, mensajes de asistencia a los padres de familia para una misión determinada; pero en lo que más fallaba era donde estaba la indicación de mi padre que era su maestro y el director.
Para poner unos ejemplos, si tocaba educación física, ese día no llevaba la ropa de deporte, si había que hacer una tarea especial por una fecha patriótica donde ella declamaría, no asistía o se olvidaba que era para ese día; fueron sumándose así, las desesperaciones de mi padre que no sabía cómo hacer que eso no sucediera, ´porque lo desesperaba, al principio eran regaños y ya después de mucho tiempo, decía “seguro se olvidara”, “seguro no lo traerá, “hoy no vendrá”. En una plática con su papá, salió a relucir que con él pasaba lo mismo, no así con sus amigas, sus tías y primas. El papá relato que un día su hija, se olvido y azucara dos veces su café y otro día al prepararle un sándwich, le puso dos veces sal. Estas actitudes le llevo a mi papa a consultar a su cuñado, joven psicólogo en ese tiempo y con estudios vanguardistas sobre el comportamiento humano. En una explicación express, refirió a mi progenitor, que era una actitud pasivo agresiva, que es más común de lo que pensamos este comportamiento; la niña en cuestión por respeto ante esa persona por el cargo, no podía hacer obvio su rechazo; por la autoridad que representaba el maestro no era posible llevar a cabo su protesta de otra manera ante las indicaciones que le daba y los olvidos eran “ pasadas de facturas” como comúnmente decimos, o lo que es lo mismo es “sin querer queriendo”, que el objetivo es irritar a la persona.
Por supuesto estas personas con estas características conductivas, en ningún momento lo aceptaran; y es posible que sea verdad, que el rechazo esta a un nivel muy inconsciente, que ni ella misma lo percibe. La ganancia explicaba el profesional es con esos olvidos fabricados, irritar de sobremanera a la persona que emite las indicaciones. Todo lo que representa autoridad a algunas personas las vuelve agresivas y esta forma de agresividad pasiva se da con estas características en algunas personas, otras más explosivas son las que atacan verbalmente y en último caso físicamente.
Ya en los adultos, decía el psicólogo, si es un centro laboral, mejor pasarlo todo por escrito, allí no habrá justificación para el olvido, o en los adolescentes o personas cercanas con una actitud equilibrada enfrentarla y dialogar, porque en cosas trascendentales para una familia se podría producir un problema mayor.
Viajando más atrás y buscando las raíces del problema, el sujeto en estudio podría haber tenido padres impositivos, hermanos muy mayores de igual forma, o tal vez sufrieron bullyng desde muy pequeños. Es una agradable tarea descubrir por reflejo buscando la rima “como un espejo”, las formas y orígenes de nuestro comportamiento y tal vez descubramos cosas muy interesantes Gracias apreciados lectores haberme permitido tener este encuentro.
Como siempre, les deseo que tengan buen día!
el olvido
(la forma diplomática de no participar)
Por: Diana Ardiles
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6 QUE BONITO ES MANZANILLO