Este es un trabajo curioso pero ilustrativo para aquéllos amantes de robar libros, fue elaborado por un amigo al cual agradezco que me haya permitido reproducirlo, es muy divertido.
DEL MANUAL PARA ROBAR LIBROS.
Nunca se debe robar un libro si no es para leerlo y darle una utilidad intelectual. Eso es lo que hace la diferencia entre un ladrón vulgar y un ladrón de libros. Aquél es visto con morbo por la sociedad en la nota roja de los periódicos cuando es atrapado por la policía, éste es juzgado exclusivamente por la historia.
(Parte deontológica en el fino arte del hurto a las librerías)
Un libro es como un hijo para quien lo ha escrito, el autor siempre se queja que cuando alguien roba su libro y no lo compra, él está perdiendo, pero desde el momento en que lo saca a la calle y lo pone a la venta, ese vínculo de consanguinidad literaria se rompe. ¿Cómo puede alguien vender un hijo y rebajarlo con un descuento para lograr que se lo lleven? El libro es de quien lo lee, así sea transitorio y fugaz este elemental acto. La posesión bibliográfica es un derecho que legitima la forma en que se obtiene.
Moraleja para los robalibros.
De ahí que lo peor que le pueda ocurrir a una librería es ser visitada frecuentemente por un joven, escaso de dinero, vasto de emociones y con unas ganas inmensas de amar y leer.
Código de ética para robar libros
Hay un código no escrito que tuvo auge en la primera mitad del siglo XX, establece que no hay que sustraer ningún libro de aquellas librerías que acaban de abrir sus puertas, por lo menos en los primeros doce meses en tanto recupera el capital invertido; a esa acción se le conoce en el argot de los ladrones de libros como “año de gracia”. Por el contrario, cuando las librerías cumplen una década, cincuentenario, centenario, sesquicentenario o celebran cualquier jubileo, sus libros son cotizados altamente en este ambiente.
Instrucciones prácticas para robar libros
Un ladrón de libros siempre es culto. Por eso el primer reto es saber qué libro robar. Nunca se deben escoger por ser los más fáciles o los más pequeños, porque estén a la mano o porque tengan el precio más caro, no, entre el libro y quien lo roba debe existir una relación directa e inequívoca de necesidad: una necesidad académica (para preparar un examen o aprobar un curso), una necesidad intelectual (para tener derecho a participar en una tertulia, en una buena conversación, en un debate escolar), una necesidad emocional (hay libros, como las mujeres, que desde la primera vez que los miras te llaman la atención) o bien una necesidad sentimental (para poder ganarse el beso impoluto de la mujer pretendida) aunque esto solo se aplica en los libros de poesía.
Código para los robalibros principiantes
Ese código también establece: Nunca robes un libro de texto gratuito ni te burles de un librero cuyo negocio has visitado varias veces. Nunca platiques tus actividades después de 10 años. Nunca robes por encargo. Nunca robes un segundo libro si no has acabado de leer el primero.
Primera parte
Enviado por Roberto Andrade jiménez