Los primeros informes acerca de trasplantes datan del siglo XVII; desde entonces la ciencia médica ha avanzado tanto que sus logros superan muchos relatos de la ciencia ficción. Sin embargo, aún hay mucho por explorar en estos tratamientos.
Actualmente los trasplantes de órganos, tejidos y células se han convertido en una opción para salvar y mejorar la calidad de vida de miles de persona en el planeta.
Riñón: 1954 primer trasplante exitoso, de un donador vivo a su hermano gemelo, realizado por el dr. Joseph Murray; se han realizado 76118 trasplantes de riñón en 70 países del mundo, México ocupa el lugar 18 con 484 de donadores fallecidos y en el 4 lugar de donadores vivos, con 1806. País #1: USA con 10622 con personas fallecidas y 6276 de donadores vivos.
Corazón: 1967 primer trasplante de corazón humano por el dr. Christiaan Barnard; se han realizado en 53 países, #1 USA con 2333, México se encontró en la 36 lugar de la lista con 15.
Pulmón: 1963 primer trasplante exitoso por el dr. James Hardy; se han realizado en 40 países, país #1 USA con 1770. México con 1 solo caso reportado.
Hígado: 1967 primer trasplante exitoso por el dr. Thomas Starzi; se han practicado en 56 países, nuevamente USA #1 con 6850 y México lugar 25 con 80 casos.
También se han realizado trasplantes de otros órganos y tejidos: Páncreas, Intestino Delgado, Hueso, Cornea, piel, Medula Ósea y en etapa experimental el trasplante de Útero, promete ser una opción para mujeres que buscan embarazarse.
Ahora imaginemos un futuro en el que la humanidad es gobernada-mas bien dominada-por ancianos. Los avances en la Medicina han conseguido que los mayores puedan prolongar su vida por décadas, conservando íntegramente su salud, si bien no su cuerpo: el STATU QUO de esta sociedad geriátrica depende de que existan cuerpos jóvenes que, con base en la Ley de Donación Obligatoria de Órganos, suministren Riñones, Pulmones y otras piezas de repuesto a sus dirigentes.
Este cuento de Robert Silverberg, escrito en 1972, muestra un mundo en donde el aumento exponencial de la proporción de ancianos y el incremento de la esperanza de vida ocasionan que la demanda de órganos lleve a la clase dominante a tomar medidas radicales para disponer hasta el final de los tiempos, siempre de lo que sea que requieran que se les trasplante.
Actualmente hay trasplantes de corazón, riñón, pulmón, hígado, páncreas, intestinos, así como de corneas, oído medio, válvulas cardiacas, huesos, cartílagos, tendones, ligamentos y piel. Lo que no hay, sin embargo, son donadores suficientes: personas que consideren que, después de muertas, sus órganos son más valiosos dentro de otra persona que los requiera en vez de enterrados hasta el final de los tiempos, reducidos a cenizas o como abono o comida de los peces en el mar.
Ante esta situación, la lista de posibles opciones para el futuro de los trasplantes que contempla la investigación biomédica actual es un tanto más prometedora, y bastante menos autoritaria que en la historia de Silverberg.