puño & letra Summer 2021 | Page 13

soñando . Durante el transcurso imaginaba que todo lo que deseaba se me cumplía . Migrar , aunque fuera difícil a la vez hay partes buenas porque uno hace compañía y conoce personas de otros países . Cuando ya llevábamos una hora sobre ese tren me sentía desolado , pero al mismo tiempo con la ilusión al tope . Íbamos pasando la selva y en los bosques se movía todo tipo de animales , los monos aullando a lo lejos .
Continuamos y continuamos . Demoramos un día y medio para llegar a una cementera de Palenque , México . Ahí el tren se detuvo toda una noche porque cargaría cemento la mañana siguiente . Para entonces teníamos ya casi cinco días sin bañarnos , y en ese exacto lugar pasaba un riachuelo . No lo pensamos dos veces . Nos quitamos la ropa y ¡ al agua ! Ese baño cayó tan delicioso y me hizo un gran cambio en el cuerpo . Me dio mucha tranquilidad . Así pasamos las horas hasta el próximo día . A las dos de la madrugada los trabajadores se pusieron a conectar los vagones y las máquinas empezaron a dar vueltas y vueltas hasta que el tren arrancó nuevamente .
Nosotros siempre veníamos muy confiados en Dios , en que Él nunca nos iba a dejar solos en ese camino tan complicado donde arriesgábamos nuestras vidas de muchas maneras . Montados ahí también pasábamos hambre y sed constantes , pero todo ese esfuerzo iba a valer la pena . Habían otras veces en las que caminábamos días completos entre una vía y otra , caminando y caminando . Rompí tres pares de zapatos , me salieron varias ampollas en los pies y apenas traía ropa . Cuando el hambre se ponía insoportable , pensaba en la ilusión de llegar al Norte . No me importaba si tenía que aguantar tantos días sin comer . Yo traía siempre mi mentalidad al 100 y confiaba en que cumpliría mis sueños y sacaría a mi familia de la pobreza .
En un punto de México llamado Coatzacoalcos yo ya no daba más . Estaba listo para regresarme a Honduras , pero Dios estuvo conmigo en todo momento y no me desamparó . Decidí que me iba a entregar a las autoridades para que me deportaran a mi país . Resulta que ese día la migración mexicana no trabajaba . ¿ Cómo crees ? Era su día libre . Esa fue la puerta que mi Dios todopoderoso me dejó abierto para continuar a los Estados Unidos . No volví a perder la fe . No perdí más la esperanza , y me juré a mí mismo que yo seguiría . Ya venía el tren a mucha velocidad , y le pedí a Dios que me cuidara en todo momento . Corriendo , agarré al que nos llevaría a la capital mexicana .
En la Ciudad de México volvimos a pedir dinero porque no habíamos comido . Tenía tanta hambre que el estómago me empezaba a doler . Había gente amable , pero otros me discriminaron y varios no me daban nada . A las personas que me ayudaron siempre les tendré ese aprecio , y aunque solo los vi una vez , fueron personas que Dios les bendecirá por tener un gran corazón y apoyarme en este momento . El mundo necesita mas personas asi .
De madrugada pasamos por un páramo que se llama el Pico de Orizaba . Yo no traía ni suéteres y solo venía metiendo mis manos en mi camisa porque no aguantaba más el frío . Me dolían los huesos . Nos bajamos muy lejos de donde queríamos , entonces lo que hicimos con mi primo fue caminar tiritando hasta el albergue , pero estaba cerrado porque aún era temprano . El frío nos estaba matando y no teníamos nada con que abrigarnos . Afortunadamente mi primo traía un encendedor y buscamos ramas para armar una fogata y calentarnos . Pasamos un día en ese lugar helado , comimos y al atardecer nos montamos de nuevo hacia la próxima parada en Querétaro .
En San Luis Potosí y las monjitas de la casa migrante nos regalaron comida y vestimenta . Me pude bañar y descansar en una cama por algunas horas . Cerca había una iglesia . No dudé en ir y fui a darle gracias a Dios por cuidarme constantemente y darme la bendición de ir avanzando poco a poco a mi destino . Iba cayendo la noche y ya no tenía zapatos ni traía ropa tampoco , pero en ese momento venía sonando nuevamente el tren .
A veces para agarrar y subirse a los vagones tocaba correr , y en algunos lugares era muy difícil por el terreno . Teníamos miedo de que esa Bestia nos fuera a tragar , de perder un brazo o un pie en sus ruedas metálicas .
A varios días de San Luis Potosí nuestro trascurso nos llevó a Saltillo , ya muy cerca a la frontera . Estuvimos cinco días eternos donde había que ir de calle en calle pidiendo comida , pidiendo dinero , pidiendo agua . Conseguimos lo suficiente para no deshidratarnos y agarrar fuerzas para caminar más , e incluso para correr en el momento que el tren arrancara . Pasamos por Monclova montados en unos vagones de carros nuevos que iban para Estados Unidos . La migración mexicana estaba en todas partes .
Al fin , después de 22 días de mucho sufrir , de caminar y de aguantar hambre y sed , sin bañarme , bajamos en Coahuila en la frontera de México con Estados Unidos . Se me subieron varias sensaciones , tanto tristeza como alegría porque ya estaba a un punto de llegar a mi destino . Lo que no sabía era que aún faltaba otra trama de viaje más larga de lo que me imaginaba .
Había un albergue donde gracias a Dios las monjitas nos hospedaron y nos regalaron unos deliciosos frijoles con arroz y un pedazo de pollo . Fue lo más sabroso que había probado en todo mi transcurso migratorio . También me dieron asistencia médica en los pies porque ya no podía ni caminar . Traía las uñas muy dañadas pero aún así venía con la ilusión de continuar a pesar del sufrimiento . Trabajamos tres semanas en una recicladora y de ayudante de albañil . Pasé mi cumpleaños en esa frontera , el cumpleaños más decepcionante de mi vida , aunque sí fue una gran experiencia haberlo hecho en un lugar que significaría tanto para mí .