puño & letra Summer 2021 | Page 14

Cuando pasaron estas tres semanas tomamos la decisión de cruzar ya el Río Bravo . Donde queríamos hacerlo estaba muy hondo el agua y decidimos caminar hacia arriba para un lugar llamado El Moral donde la corriente era menos fuerte . Allí nos bañamos con una barra de jabón que habíamos comprado . Traíamos un botecito que llenamos con agua de río . Antes de meternos a la corriente le pedí a Dios que fuera a voluntad de Él qué iba a decidir de mí después .
Nuestro plan con mi primo era hacer la cruzada en la noche para que no sospechara mucho la migración estadounidense , pero las cosas no se nos dieron . Desde la ribera en que estábamos , vimos un grupo de personas a lo lejos y nos gritaron que qué estábamos haciendo . Nos ganó el nerviosismo y cruzamos el río en menos de tres minutos . ¡ Ya estábamos en suelo estadounidense ! Fue tan rápido y lo primero que le dije a mi primo fue que nos encargáramos otra vez a Dios . Le dimos las gracias y sentíamos que ahora podíamos llegar a cualquier parte .
Pasamos por un lugar con un cultivo gigante de muchas , pero muchas , mazorcas de maíz . Avanzamos lentamente por el maizal tratando de hacer silencio porque era propiedad privada y de noche . Al pisar en cualquier lugar sonaban muy duro los tallos y las hojas secas bajo los pies . Lo que hicimos fue pasar muy a lo lejos de las casas para que nadie escuchara nada .
Navegamos bien los maizales pero nos terminamos perdiendo en las montañas de Eagle Pass , Texas . Durante tres días y tres noches , sin comida ni agua , el sol ardía . Con la temperatura así de alta me deshidraté tanto que ya me estaba muriendo . No veía bien . Las ideas se me confundían . Al sentarme a descansar casi no me podía volver a levantar . Le dije a mi primo que siguiera sin mí , que me iba a quedar acostado un rato . Pero si lo hacía , era una muerte segura .
Ya me estaba dando por vencido . Estaba muy mareado . No tenía fuerza ni para moverme . Ahí quedándome en ese lugar muerto , le entregué mi vida a Dios . Le dije que solo Él sabría qué haría conmigo en ese momento . Agarré un poco de fuerzas internas , de esas ganas de lograr sueños y luchar y me dije a mí mismo que trataría de caminar en lo poco que me quedaba de vida . En ese mismo instante se me iluminó un caminito pequeño que en prácticamente unos 15 minutos nos sacaría del monte . Esos 15 minutos los sentí como si fueran unas tres horas , pero me arrastré por ese milagroso sendero y salimos a la carretera .
Lo primero que vimos fue una casa con unas personas afuera . Les pedí agua y accedieron , regalándonos cuatro botecitos de agua helada , para mí y para mi primo . Los dos nos miramos , y en eso tomamos la decisión de pedirles que llamaran a migración a que vinieran por nosotros . Ya no teníamos fuerzas para continuar más . A los 30 minutos llegó la patrulla . Nos revisaron , me dieron asistencia médica , y me preguntaron que cómo estaba y que cómo me había ido en todo ese camino .
Los agentes de migración nos llevaron a un lugar que llamaban la hielera por razones obvias , pero ahora del frío ya no nos quejábamos . Era un centro donde procesaban a los migrantes indocumentados que recogían en la frontera . Me tomaron mis huellas digitales y mi documentación . Les recibí un jugo , un pudín de manzana y una galleta con queso . Me lo comí todo de una , y me dio un dolor de estómago muy fuerte por no haber comido ni tomado agua en tanto tiempo . Estuvo metido en una celda por tres horas y luego me hicieron cambiar de lugar hacia otro centro de migración donde pasé mi primera noche detenido .
Al siguiente día me pude bañar y ponerme ropa nueva . Luego me subieron a una van junto con nueve jóvenes más . Fueron dejando a cada uno en diferentes centros de detención . El mío quedaba bastante lejos . Pasamos por el aeropuerto y de San Antonio fuimos a Houston y luego hasta Austin y finalmente a Brownsville , Texas . Una manejada larguísima , estuvimos desde las diez de la mañana hasta la madrugada del día siguiente en ese transporte . Ya habían unos jóvenes que llegaron antes que yo . Los oficiales me dieron un cereal con leche , me llevaron a mi cuarto , y me dijeron que me bañara . Era extraño todo y no sabía cuánto tiempo iba a estar encerrado .
Lo primero que quería era llamar a mi mamá y decirle dónde estaba y que estaba bien . Quería que me oyera decir que ya había cruzado . Y así fue . Cuando me dieron una llamada le pude marcar a avisar que me encontraba en un lugar ya protegido , y con personas que iban a luchar por mi caso migratorio .
En Casa Padre , pasaban los días hasta que pude verme con la trabajadora que llevaría mi caso migratorio a la corte . Conocí a la consejera y poco a poco iba agarrando confianza con ella . Pasaban también los meses y yo aún seguía encerrado . Me azotaba la desesperación , la tristeza , la angustia , las ganas de salir y las ganas de llorar . Apenas llevaba tres meses detenido .
Mi caso migratorio no avanzaba . Fui a mi primera corte de migración en Texas y el juez me dijo que tenía que seguir esperando para ver qué iba a ser de mí en Estados Unidos . En el día a día trataba de ser fuerte y de distraerme . Me divertía jugando deportes y le pedí a Dios que me ayudara a salir de ahí .
Pasaron 5 meses , 6 meses , 7 meses . Cuando ya sentía que me iba a quedar en este lugar por siempre , sucedió lo que nunca pensé que iba a pasar . En mi segunda corte de migración me encontré con la abogada que me estaba ayudando en mi caso . Me dijo que ya me habían encontrado un lugar y que iban a trasladarme de Casa Padre . Yo no sabía si creerle , porque ya tenía