Psicología, Deporte y Actividad Física. Investigaciones Aplicadas | Page 39
El primer adversario es el que llevamos en el interior. Nuestras creencias sobre nosotros
mismos puede conducir la derrota. Protágoras un filósofo y pedagogo en la Grecia antigua
llego a decir que el hombre es la medida de sí mismo y de todas las cosas
Según la traducción corriente, esto significa: «Medida de todas las cosas es el hombre, de las
que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son». La frase muestra, en
efecto, con suficiente claridad el «subjetivismo» muchas veces señalado de la sofistica griega.
La verdad sobre el ente tiene la misma esencia, considerada y medida por medio del «ego». El
hombre percibe lo presente en el entorno de su percibir.
Esta postura en el deporte se expone de la forma siguiente: si me evalúo como que estoy fuerte
y preparado como tendencia siento a mi adversario débil y fácil. Si me sobrevaloro con certeza
subvaloro a mi adversario y viceversa. Esta valoración de sí mismo va a influir sobre la
apreciación del adversario y con ello en la selección del esfuerzo a realizar en la competencia.
Entonces, es posible que mi grado de esfuerzo durante el concurso no esté a la altura de lo que
se requiere.
En este sentido, la valoración del contrario depende como se analiza de, la auto percepción de
las propias capacidades y la valoración misma del contrario. Además, de las normas del
equipo, los estados de ánimo del deportista, el grado de desarrollo de la predisposición
psicológica e historia deportiva, por muestra una de las causas de la derrota se relaciona
directamente con la evaluación no correcta del adversario. Equipos y deportistas que iban
como favoritos en una competencia pierden frente a equipos y deportistas que han mostrado
una menor preparación deportiva, calificados con insuficiencias y debilidades y sin embargo
en la esperanza de la victoria colocaron un esfuerzo superior.
Durante la preparación psicológica de deportista y equipos es conveniente emplear diferentes
procedimientos que permitan captar la calidad de la autovaloración del deportista o de los
miembros de todo un equipo y comparar la evaluación que hacen de sí y de su adversario, por
ejemplo la escala de Schelleberge (1991) es útil en este propósito por lo que se expone a
continuación:
La evaluación de sí mismo y del contrario
Marque con un círculo su respuesta en la escala más abajo acerca de la autovaloración de sí
mismo y el contrario en cuanto a las cualidades deportivas señaladas:
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