Proyecto Ovnis 3 - El Origen Extraterrestre Proyecto Ovnis 3 | Page 68

ANDREA VICTORIA CANO producto de la naturaleza y de las potencias de la materia. El espíritu es increado. El espíritu es inocente y puro en la eternidad del origen, perteneciente a una raza guerrera, sólo puede manifestar una actitud de hostilidad esencial hacia el mundo del dios creador, solo puede rechazar como falso o enemigo a todo aquello que no es producto de Sí Mismo y darse cuenta de que es esclavo y regresar al mundo incognoscible, el hombre es inconsciente de eso, no se da cuenta, pero llegará el momento del despertar, y comprenderá todo y tendrá que ser radical en su propia liberación sino su espíritu morirá irremediablemente. Contrariamente, se nos ha enseñado que el “Yo” es un pecado, una afrenta a “dios”, y que debe ser salvada de ese “error”, es decir, salvar el alma del hombre del pecado, de la falta a la ley del dios creador, que sólo debe aceptar con resignación su puesto en el orden material y ponerse al servicio de él. Alma que de antemano, esta dicho, no será libre, será inmortal para seguir al servicio del dios creador hasta el fin de un manvantara o ciclo de manifestación del demiurgo, cuando sobrevenga el mahapralaya y el demiurgo fagocite toda su creación, entonces el alma servil morirá irremediablemente, por lo que inmortalidad no es lo mismo que eternidad. El Fruto Prohibido Estamos acostumbrados siempre a escuchar desde siempre que la manzana está considerada como “el fruto prohibido” debido a que Adán y Eva la comieron a pesar de habérselo prohibido dios. Pero pasando por encima del detalle sobre sí lo que se pone en las sagradas escrituras es cierto o no, en la biblia original (escrita en hebreo) y la repasamos, no hay ni un solo momento en el que aparezca nombrada la manzana como la fruta que dio origen al llamado “pecado original”. Esto se debe a un error de traducción cuando en el año 382 d.C. Jerónimo de Estridón recibió el encargo por parte del papa Damasco I de realizar una versión en latín de la biblia (la reconocida como Vulgata, debido a que estaba escrita para el vulgo, modo de llamar al pueblo). Jerónimo no dominaba el hebreo y, a pesar de trasladarse a Belén para aprenderlo y perfeccionarlo, hizo que en la transcripción de algunos pasajes cometiese algunos errores que han llevado a la confusión a lo largo de todos estos siglos. Originalmente en el génesis, aparece el pasaje en el que dios indica a Adán y Eva que no deberán comer del fruto del árbol del bien y del mal. El término “mal” fue traducido al latín vulgar por “malum”, que tanto servía 68