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a cargo de una orden especializada, una especie de milicia sacerdotal conocida como
los Templarios, a fin de introducir el flujo de su enorme capital a través de nuevas
modalidades de intermediación financiera y empréstitos.
Cómo los cátaros lograron “nacionalizar” la religión, es una historia fascínate, que
trataremos de exponer muy resumidamente. La importancia de la religión es que
impone el tipo psicológico de una colectividad, y esa es la base de su dominio. Por eso
los cátaros, si aspiraban a la autonomía social, política y económica del Lanquedoc,
primero debían controlar los resortes psicosociales, que estaban en manos de la
Iglesia Católica que por entonces, siglo XIII, imponía el tipo judaico adoptando la forma
del judiocristianismo, causando gran malestar en los pueblos, todavía paganos en su
mayoría, que estaban bajo su órbita después de sangrientas guerras de conquista que
forzaron su conversión obligatoria a ese modelo religioso.
Conversión de los sajones al
judiocristianismo.
Es lógico, los primeros padres de la iglesia, habían
tornado al primitivo cristianismo en una religión
netamente judía, haciendo de Cristo, principio teológico
fundamental del cristianismo original, una faz del
Jehová judío, deidad totalmente contrapuesta a las
tradiciones ancestrales de los pueblos paganos. Y esta
imposición no sólo creaba un malestar social creciente,
que provocaba reacciones violentas y guerras, sino que
era una demostración, a todas luces, de la hegemonía
que una casta sacerdotal con gran influencia en el seno
de la Santa Iglesia Católica, acólita de Jehová,
pretendía imponer al mundo.
Así planteadas las cosas, la iglesia judeocristiana tenía
tres obstáculos para llevar adelante su proyecto de
globalización: los musulmanes, que competían con ella en su afán de hegemonización
religiosa; las herejías, que pretendían retornar al cristianismo primitivo de tipo gnóstico
y regirse por otro tipo psicológico; y la realeza, que de cuando en vez generaba un rey
de sangre pura que pretendía asumir el poder temporal y el espiritual por encima del
Papa.
Estos tres “obstáculos” estaban inspirados por un “principio” que ha llegado hasta
nosotros con el nombre de Graal. Veamos, los musulmanes se guiaban por dos pautas
esenciales: orientarse siempre hacía una PIEDRA de origen extraterrestre, guardada
en la Kaaba, y seguir la guerra santa o yihad como forma de vida. Los “herejes” por
otra parte, cuestionaban la tergiversación del cristianismo, al que oponían el legado de
sus escuelas iniciáticas que aún se conservaban en la clandestinidad, y que bajó los
preceptos de una tradición primordial, les impelía a negar la realidad de este mundo
material por el de un mundo espiritual, libre de todo tipo de determinaciones; En
cuanto a los reyes que se rebelaban al dominio sacerdotal, afirmaban recordar por la
sangre un linaje directo con sus deidades raciales, que los instaba a rechazar el culto
al dios Uno y su religión global.
Ahora bien, las herejías gnósticas siempre hacían referencia a una PIEDRA, que sería
la prueba del origen divino del hombre, linaje que lo igualaría a cualquier deidad,
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