Cuando afilo mi pluma con la forja
de los besos que lanzo contra el viento
resurge en mis entrañas el lamento
que mancha los harapos de mi ropa
Ataco con la tinta, rima y verso
a aquellos que destrozan las miradas
de barcos zozobrando en las saladas
lágrimas desangradas del invierno.
¡Venid a mí! Demonios de majadas,
cobardes inventores de la pena
caciques de las almas condenadas.
Yo defiendo las huellas de la arena
que verdugos del infierno emborronan
con látigos de fuego y con cadenas.
Francho Lafuente
Mi pluma, Mi espada