Su visión para emprender siempre se basó en la colaboración mutua, tal y como hicieron sus antecesores, creando comunidad y aprendiendo de tantas nacionalidades que se entrelazaban.
Empezó a trabajar muy joven en la empresa transnacional Ford Motors de Venezuela y estuvo allí durante 13 años ejerciendo diferentes funciones; iniciando como analista financiero hasta llegar a posiciones de gerencia, siendo ella una de las pocas mujeres en alcanzar una posición gerencial y la más joven de todas. Por ser una empresa manejada mayoritariamente por hombres, para ella fue un gran reto poder integrar sus conocimientos y esencia femenina con la competitividad masculina. Ese mundo organizacional le apasionaba y fue para ella una gran escuela, en la que se fortaleció, preparó, creció como profesional y como persona, y donde fue siempre fue considerada y respetada.
“Decidí migrar con mi esposo a España por primera vez en el año 2003, y una vez quedé embarazada, quisimos que la bebé naciera en Venezuela, creciera y compartiera con su familia directa, por lo cual regresamos al país.
Tener la suerte de disfrutar a tus abuelos, a tus primos, a tus tios, es algo que no tiene precio, aunque sabíamos que el país estaba revuelto, complicado…tuvimos que comenzar de cero con una empresa de eventos, la cual logró posicionarse de manera espectacular en poco tiempo gracias a nuestra tenacidad, visión, trabajo y dedicación” agrega.
Luego de un tiempo Rosa y familia volvieron a migrar, ahora por el miedo a la incertidumbre, el presente no era nada estable, la vida, la seguridad, era prioridad. “Vinimos a Gran Canaria a visitar unos familiares que había migrado un año antes y nos enamoramos de la isla” Rosa menciona que esto fue en el año 2017 y que además, quedó prendada especialmente por el Barrio de Vegueta, donde puso el ojo, el corazón y su nueva misión de vida y de negocios, otra vez desde cero, con un duelo terrible por dejar su país, su gente, su emprendimiento.
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