Problemas educativos en México: una mirada desde los estudiantes | Page 34

Establecer una disciplina en un territorio académico

A menudo los científicos sienten aversión por lo que los no científicos dicen de la ciencia (Latour, 2001)

reguntas latentes para pensar el

binomio ciencia y sociedad son:

cómo, cuándo, dónde y quiénes generan conocimiento científico, así como qué tipo de conocimiento se está generando. Estos cuestionamientos han generado inacabables debates en la sociología de la ciencia por la diversidad de posturas para pensarlos y abordarlos. En tanto se resuelven otros enigmas sobre cómo se hace ciencia, existe el acuerdo de que son las universidades y sus centros de investigación las que concentran una significativa parte de la producción del conocimiento, que está mediada por las formas de organización de las instituciones donde se crea.

La historiografía y sociología de las universidades e instituciones de educación superior (Clark, 1992 y Becher, 2001) explican que, generalmente, se organizan bajo dos modalidades: por disciplinas y por establecimiento. Clark explica que “los establecimientos están compuestos por un conjunto de edificios, ya sea contiguos o dispersos haciendo de la universidad una entidad definida”. Mientras que la disciplina, es una organización especializada en campos de conocimiento, “agrupando una comunidad de interés de tipo gremial con amplia extensión territorial (…), generalmente las disciplinas determinan en gran parte la división del trabajo en los establecimientos" (Clark, 1992: 56- 66).

La configuración de una disciplina en un establecimiento no se da por generación espontánea, los estudios de historia y sociología de la ciencia dan cuenta que para lograr aposentar una disciplina en un territorio académico se trata de un proceso de ruptura, negociación y legitimación que puede ser —primordialmente— epistemo-lógica. En ese debate, historiadores de la ciencia como el polémico Kuhn (1962, 2004) han aportado que es mediante las rupturas y la creación de paradigmas como se gestan las revoluciones científicas generando desarrollo en los campos de conocimiento.

En ese sentido, desde distintas miradas de la sociología de la ciencia: Bourdieu (1975, 2001), Mertón (1977) y Latour y Woolgar (2001) agregan que en gran parte, las rupturas en los campos corresponden a las disputas internas y externas protagonizadas por los miembros del campo de conocimiento y no sólo son rupturas de tipo epistemológico, por lo que se trata de distintos tipos de rupturas, que pueden ser, epistemológicas y/o de carácter social y político. Aposentar una disciplina en un establecimiento implica un proceso de ruptura, negociación y legitimación del campo.

La disciplina que logra aposentarse en un establecimiento es sin duda una conquista que oscila entre el carácter epistemológico de lo disciplinar y lo político. Para mirar esos procesos de conquista se requiere de un fino análisis de reconstrucción histórica, lo que implica rastrear, recuperar y reconstruir la historia del establecimiento y las disciplinas. Las preguntas que están detrás de este problema son: ¿Qué está mediando en la configuración de una disciplina en un determinado establecimiento? ¿Cuáles son los procesos de ruptura y negociación para aposentar una disciplina? ¿Qué elementos permiten aposentar y permanecer en el establecimiento?, así como ¿Quiénes son los actores protagónicos? ¿De dónde vienen? ¿En dónde se formaron? ¿Qué y cómo lo hacen?

Un primer acercamiento a este problema es con las ultimas preguntas, las que refieren a los protagonistas, sus trayectorias y la forma en cómo se configura, se aposenta y permanece un grupo disciplinar. De esto trata está investigación, de un grupo que logra aposentar una disciplina en un territorio académico, que es abordada desde la perspectiva del análisis institucional propuesto por Remedi (2006), que del amplio campo de los estudios institucionales, la propuesta aborda de forma delimitada para mirar a la institución como un entrecruzamiento de textos que permite dar paso al encuentro de lo imaginario y lo simbólico, lo cual requiere mayor tiempo y mayor escucha.

La aproximación a lo institucional desde este enfoque pone énfasis en la historia de vida de la institución, la cultura institucional leída en lo situacional de sus prácticas, la cultura experiencial, centrada en los sujetos, sus trayectorias personales-académicas y en sus prácticas expresivas, la construcción de una trama de la novela institucional que da cuenta de “la historia de las instituciones, las tribus y ancestros institucionales, las marcas de los muros, las palabras que circulan y las revueltas de los sujetos” (Landesmann, 2006:19). A este enfoque le importa la recons-trucción de una memoria institucional desde la voz de los sujetos, la identificación de periodos críticos, de continuidades y rupturas, de tensiones entre los grupos, de la configuración de significados en discursos y prácticas.

Este tipo de abordaje requiere de hacer un esfuerzo por rastrear los elementos que permitieron la fundación de la institución y de los grupos que en ella viven, porque en la fundación (a lo que Remedi llama las marcas del pasado) se encuentran los elementos distintivos, los pactos y los mandatos de una tarea primaria definiendo la función social de la institución. Resulta crucial la identificación de producciones míticas que los sujetos relatan, pero que dan cuenta de la rituales y de los hábitos de los grupos en la institución. La novela institucional atraviesa saberes prohi-bidos, pasiones humanas, anhelos y frustraciones de los sujetos y la representación de y en ellos de la institución.

Al tratarse específicamente de una institución de educación superior y de un grupo disciplinar, es nodal, como ya mencioné, el trabajo de Burton Clark (1983), retomando el interés por resolver la pregunta ¿cómo entran en concierto las disciplinas y las instituciones? El autor en su estudio identificó que en los sistemas de educación superior la organización académica tiene una faceta simbólica extraordinariamente potente, pues sus diferentes sitios y roles generan creencias propias (Clark, 1983: 24). El autor pone énfasis en la cultura del esta-

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Sinaí Rivera Martínez

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