OBSERVACIONES.
a) Una lateralidad distinta define la inversión de gran cantidad de funciones cerebrales, pero no de todas.
b) Por lo que se refiere a la proyección de las experiencias de aprendizaje tempranas, es importante señalar que:
1) Tanto una estimulación como una deprivación pueden producir efectos permanentes en la madurez de la
persona.
2) No hay que olvidar que el bebé nace con un cerebro con un tamaño equivalente a 1:4 parte del que tendrá de
adulto, y que la cantidad y calidad de su desarrollo sináptico dependerán de las vivencias (sinapsis) que vaya
adquiriendo a lo largo de su vida.
3) Esta es una razón que refuerza la importancia de la sublime y compleja tarea de la educación infantil, cuyo
comienzo no ha de situarse más acá de setenta años antes del nacimiento.
c) Por lo que respecta a las diferencias del cerebro ligadas al sexo, podemos expresar una serie de
consideraciones, referentes a los sexos más frecuentes, esto es: varón (XY) y mujer (XX), no a otras variedades
genéticas:
1) El cerebro es parte orgánica de un sistema psicosomático más complejo, en donde, además de ciertas
variaciones morfológicas, existen diferencias fisiológicas y endocrinológicas significativas, consecuencia del
código genético, en permanente interrelación.
2) Lo anterior significa que hablar in abstracto de cognición o de actividad intelectual es estrictamente inválido.
El conocimiento tiene una causa afectiva y una naturaleza emocional. Por tanto, sería más preciso hacerlo de
afectocognición.
3) Esa afectocognición resultante, a su vez está muy condicionada por la educación, la nutrición, las
condiciones de vida y el ejercicio realizado.
4) A su vez, la personalidad estimulada no se comporta de manera aislada en marcos sociales distintos, luego la
vertiente social influye así mismo en el modo de ejercitar la razón, por uno u otro sexo.
5) Concluimos diciendo que, sea por causas somáticas, hormonales, afectivas, educativo-culturales, etc., lo
cierto es que hay correlativas diferencias funcionales y de procesamiento entre el varón y la mujer. Una buena
síntesis de ellas se encuentran en el artículo de C. Kimura (1996).
6) Esa diferencia favorece, a priori, a un sexo en determinados procesos, y a otro en
otros procesos distintos. Sin embargo, desde el punto de vista de la