Después de cuatro días, el cuerpo era
llevado a enterrar o cremar. A partir
de este momento, El alma emprendía el
difícil trayecto. Luego, cada año
durante cuatro años, se realizaban
Ostentosa ceremonias en el lugar donde
se encontraban las cenizas o el cuerpo
del difunto. Así, este complejo ritual no
s ó l o ay u d a b a q u e l a s a l m a s
descansaran sino también a facilitar el
proceso de duelo de los familiares.