HISTORIA DE EQUIPO <
estaban formados, pero aquí nadie le negaría la opción de jugar.
“No te puedo prometer un puesto, pero si hay espacio, estarás
dentro, siempre y cuando cumplas con unas exigencias mínimas”,
expresó. Al final de la conversación, el solicitante quedó contento.
Para Hattrick es importante que cada miembro se vaya empapan-
do de lo que significa vestir la remera verde. Cada año, el elenco
de la IFL logra congregar a decenas de personas que buscan un
espacio en el club para jugar, donde le enseñan la historia del
club y sus valores. Solo hay tres requisitos para ingresar: cualida-
des futbolísticas, ser buena persona y costear su estadía, ya que el
equipo se sustenta por sus propios jugadores, sino las finanzas se
ponen cuesta arriba, aunque hay excepciones. “Tratamos de evitar
las becas, porque siempre aparece alguien que dice ‘¿y por qué yo
no?’. Apoyamos a las personas que de v erdad necesite esta ayuda y
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que haya defendido de buena manera los colores de nuestro club”,
explica Acevedo.
DE LO VIRTUAL A LO REAL
Hay veces en la vida que una simple frase se puede transformar en
algo grande. Precisamente, esto ocurrió con Hattrick, que tiene su
concepción en un juego de estrategia futbolística que lleva el mis-
mo nombre. Hace 12 años, Pablo Vera y Cristián Chappuzeau eran
dos jóvenes universitarios que pasaban sus tardes de ocio dentro
de la página Hattrick.org, un sitio web creado por suecos que in-
vitaba a vivir una experiencia de entrenador en la red. Eran cerca
de 25.000 usuarios en Chile y dentro de los foros comunitarios
apareció un comentario que les hizo click en su cabeza. “Si Hattrick
tuviese un equipo de fútbol, tendría muchos hinchas”, fue la frase