Portaligas #02 - Especial Copa de Oro COF - Copa Confederacio | Page 63
ANALISIS
tros jóvenes, descritos al inicio, formarían
parte de un pueblo que creció y vivió con
la sensación de que el festejo era ajeno.
El penal que Alexis Sánchez picó al ar-
quero Sergio Romero en el arco sur del
Nacional acabó con un relato perdedor.
A partir de ahí el fútbol chileno nunca
más será el mismo. La Copa América Cen-
tenario ratificó la tendencia, con un méri-
to mayor. Si alguien cuestionó el éxito del
cuadro de Sampaoli por su condición de
local, o alguna eventual ayuda arbitral
en un torneo donde no hubo dirigen-
tes, debido al escándalo que estalló en
la FIFA, ahora debía rendirse a la eviden-
cia. Conseguir fuera de casa por segunda
vez consecutiva la corona, ante el mismo
adversario, liderado por Lionel Messi - el
mejor futbolista de la actualidad- refleja
un nivel súperlativo.
Ese prestigio alcanzado, con dos Copas
América consecutivas, clasificando a dos
mundiales de manera seguida, es el que
el conjunto de Juan Antonio Pizzi defen-
derá en Moscú ante Camerún; en Kazán
frente a Alemania; y en Moscú con Aus-
tralia. Un logro donde el actual seleccio-
nador exhibe un mérito notable. Asumió
luego de una crisis directiva feroz, con la
salida voluntaria de Sampaoli y la doble
fecha eliminatoria de marzo de 2016 a
la vista, enfrentando a Argentina y Ve-
nezuela. Aguantó el chaparrón inicial al
caer con los albicelestes y puso de nuevo
en carrera al equipo al súperar a la Vino-
tinto en Barinas.
En Estados Unidos, a pesar de los malos
resultados en los amistosos, al que se
agregó la derrota en el debut con Ar-
gentina y un triunfo con muchas dudas
sobre Bolivia, nunca extravió la calma y
encaminó al equipo hasta llegar a la fi-
nal. En Nueva Jersey, con la expulsión de
Marcelo Díaz en el primer tiempo, equi-
parada por la tarjeta roja a Marcos Rojo,
supo maniatar a un rival que en los ante-
cedentes se veía súperior.
Esa consistencia llevó al éxito a la Roja,
que al reengancharse en las eliminatorias
para Rusia 2018 sufrió dos duros impac-
tos en Ecuador y Paraguay, pero una vez
más despertó a tiempo para luchar por
una inédita tercera clasificación a un
Mundial de manera consecutiva. Los tres
puntos que llegaron por secretaría, por el
error de Bolivia en la inscripción del pa-
raguayo nacionalizado boliviano Nelson
Cabrera, fueron un tónico en la tabla,
pero sobre todo en la cabeza. La doble
fecha eliminatoria ante Colombia y Uru-
guay se enfrentó de manera distinta, con
menos presiones. Resulta incomproba-
ble, pero ese empujón anímico reimpul-
só al equipo. Por eso, la manera en que
Chile enfrenta la Copa Confederaciones
es diferente.
Sobra ilusión. La ambición está presente,
sobre todo cuando se escuchan las decla-
raciones de Alexis Sánchez y Arturo Vidal,
quienes al concluir sus temporadas en Eu-
ropa no dudaron en plantear el torneo
en Rusia como el principal objetivo antes
de tomar sus vacaciones. Sin embargo,
no debemos obviar que el fútbol de hoy
posee una carga mediática diferente. Lo
mínimo que se espera de esta selección es
que clasifique en su fase de grupo. Si no
lo hace surgirán las dudas, se cuestiona-
rá al entrenador, aparecerá la razonable
pregunta sobre si el equipo tocó techo o
bien que varios de sus referentes inicia-
ron el declive natural.
Sería en un momento complejo. En agos-
to y septiembre vuelven las eliminatorias
a la Copa del Mundo. Chile recibe a Pa-
raguay y visita a Bolivia. Luego espera
a Ecuador y cierra en Brasil. El sentido
común y futbolístico nos indica que es
vital llegar con al menos el quinto cupo
asegurado al duelo con el Scratch. Definir
con ellos, en condición de visita, equivale
a un suicidio.
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Por eso la Copa Confederaciones es tan
relevante para la Roja. Aparece justo en
las vacaciones de la temporada interna-
cional, cuando los rivales sudamericanos
descansan para afrontar los duelos clave
descritos más arriba. En el caso que Chi-
le llegue a semifinales o dispute la final
se habrá cumplido con las expectativas,
e incluso la vara volverá a crecer. El fút-
bol y el deporte en general muestran
demasiados condimentos anímicos. Los
jugadores dispondrán de mayores argu-
mentos para pensar que son la plantilla
que nunca deja de reescribir la historia.
A lo anterior, nos imaginamos, se agrega
que el cuerpo técnico debió aprender la
lección del año pasado. Luego de la Copa
América Centenario, el equipo sufrió un
bajón (derrotas con Ecuador y Paraguay,
empate con Bolivia y Víctoria agónica
ante Perú). Pudo ser un estrés de euforia,
la caída natural tras un éxito rutilante.
Una variable que es necesario observar
de reojo para evitar malos ratos.
Así llega Chile a la Copa Confederaciones
2017. Con el antecedente de la doble
fecha eliminatoria de marzo, cuando se
inclinó ante Argentina en Buenos Aires y
súperó a Venezuela en el Monumental,
pero con la certeza que los niveles de
Sánchez y Vidal pueden seguir sostenien-
do un ciclo extraordinario e inolvidable.
EL ENIGMA DE VARGAS
Lo normal es que la relación entre el rendimiento de un futbolista en su club y en
la selección nacional ofrezca un correlato de cierta similitud. En el caso de Eduardo
Vargas la regla se rompe. El delantero que surgió en Cobreloa forma parte del grupo de jugadores
insustituibles en el conjunto que adiestra Juan Antonio Pizzi. Con goles importantes, a pesar de su
escasa participación en el desarrollo de los partidos, sostiene su camiseta cuando los especialistas
e hinchas dudan.
En sus cuadros no logra afirmarse. Desde su traspaso al Napoli en diciembre de 2011, jamás volvió a repe-
tir, en rigor ni siquiera a acercarse, al delantero que llevó al equipo italiano a pagar 17 millones de dólares.
Algún relumbrón en el Valencia y Gremio de Porto Alegre, pero fracasos resonantes en Napoli, Queens Park
Rangers y Hoffenheim, agregándose hoy su decepcionante actuación en Tigres de México.
Un panorama que se reitera, pero que Vargas espera replicar marcando la diferencia en el ataque de Chile.