PERFIL PRO < 39
GIANLUIGI BUFFON EL VECCHIO SIGNORE
A sus 39 años, el arquero de la selección italiana y de la Juve parece rebasar la categoría de leyenda. Con más de mil partidos en el cuerpo, de clasificar Italia a la Copa del Mundo Rusia 2018 podría sumar su sexto mundial— algo inédito en la historia del fútbol mundial— a una carrera llena de títulos y atajadas monumentales.
POR MARCELO SIMONETTI
A lgunos dirán que, de tanto atajar para La Vecchia Signora, a Gianluigi Buffon ya le han salido rayas blancas y negras en la piel. Tras 16 temporadas como portero del equipo de Turín, no sólo ha derrochado calidad y liderazgo, también ha dado muestras de lealtad que han abrochado, a fuego, la incondicionalidad de los tifosi bianconeri. En los momentos más duros de la historia de la Juve, cuando descendió por secretaría, Buffon, quien tenía ofertas de otros grandes de Italia para permanecer en la Serie A, decidió no rehuir al descenso, pelear en los potreros italianos— con equipos como el AlbinoLeffe o el Frosinone— y colaborar en el regreso de La Vecchia Signora a la división de honor, lo que logró tras una temporada de lucha y sudores. Para mí, Buffon es uno de esos futbolistas que uno supone eternos, de aquellos a los que el verbo jubilar no les sienta bien. Me gusta imaginar que el día de mi muerte, Buffon seguirá atajando, aventurándose en un achique ante el delantero rival en una canchita del sur italiano. Y es que lejos de que su nivel decline, con los años Buffon mejora en experiencia y mantiene sus reflejos intactos. No por nada, en esta temporada la Juve llegó hasta la final de la Champions League— donde cayó sin apelaciones ante el Real Madrid por 4 a 1—, siendo Buffon uno de sus mejores argumentos para escalar hasta esas posiciones, sin contar su campañón en la liga italiana. De cualquier manera, la historia de Gianluigi Buffon en el fútbol pudo ser otra. En los campos de La Spezia, donde vivía el matrimonio formado por Adriano Buffon— un atleta que fue campeón junior del lanzamiento de la bala— y la cantante María Stella— que además lanzaba el disco—, el pequeño Gianluigi corría detrás de la pelota soñando en convertirse en el alemán Lothar Matthäus, quien en esos años despuntaba en el Inter de Milán. Era habilidoso, rápido y ya les sacaba más de una cabeza de ventaja a sus compañeros. Sin embargo, había algo que lo tenía inquieto: las veces que había jugado al arco lo había disfrutado mucho.— Fue mi padre quién me dio el empujón. Me dijo:“ Gigi, tienes 11 años, tienes que pasarlo bien. Si quieres ser portero, ve y prueba”. Siempre le estaré agradecido de aquel consejo. Lo que terminó por sellar su destino fue el carisma de un arquero. La actuación de Thomas N‘ Kono— portero de la selección de Camerún—, sobre todo en el debut de la Copa del Mundo jugada en Italia, frente al campeón vigente, la Argentina de Maradona, fue clave.— Al principio no estaba convencido de convertirme en arquero, pero precisamente en la época en que cambié de posición se estaba jugando la Copa del Mundo de 1990 y los vuelos de Thomas hicieron que me enamorara de la posición. Él era mi héroe. Nunca vi a nadie que despejara de puños como él— cuenta Buffon. De ahí en más, el camino de Gigi no tuvo retorno. Los dirigentes del Parma se fijaron en él y lo reclutaron para sus equipos menores. La hora de la verdad llegaría el 19 de noviembre de 1995, cuando a consecuencia de la lesión del arquero titular— Luca Bucci—, el técnico del equipo parmesano decidió incluirlo en el once que arrancó el partido ante el Milan de Fabio Capello. ¿ Qué podía hacer un mocoso de 17 años frente a jugadores de la talla de Roberto Baggio, George Weah, Zvonimir Boban, Paolo Maldini o Franco Baresi?