POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS Hemingway,Por quien doblan las campanas (1) | Page 177
Pero se despertó durante la noche y la apretó contra sí como si ella
fuera toda la vida y se la estuviesen arrebatando. La abrazaba y sentía
que ella era toda la vida y que era verdad. Pero ella dormía tan plácida
y profundamente, que no se despertó.
Así es que él se volvió de costado y le cubrió la cabeza con la manta,
besándola en el cuello. Tiró de la correa que sujetaba la pistola en la
muñeca, de modo que pudiera alcanzarla fácilmente, y se quedó allí
pensando en la quietud de la noche.