Populismos periferiacpg-2019 | Page 85

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 te concreta se nos ha mostrado como una identidad “tribal”, caracterizada por la distinción, simbólicamente mediada, entre “ellos” y “nosotros”. Ahora bien, la propuesta mesiánica consiste en una re- definición de la identidad del “nosotros”. Ciertamente, se sigue afirmando la dife- rencia radical entre el Israel redefinido y las naciones. Pero esta diferencia con- siste en hacer precisamente lo que no hacen las naciones: la superación de la diferencia con los “otros”. Esto es preci- samente lo que, en este contexto, signi- fica el amor a los enemigos, el saludar a los que no saludan, etc. abriendo la posibilidad de una revolución universal y pacífica para constituir una nueva humanidad. Paradójicamente, el judaísmo sinagogal y rabínico estuvo mu- cho más cerca de esta perspectiva, pro- pia del Mesías y sus primeros seguidores, que el “cristianismo” constantiniano, cuya aceptación de la tentación davídica con- tagió todos los movimientos de liberación nacidos en territorio europeo, incluso hasta el presente. 21 ¿Tenía que ser así? Posiblemente la realización de un verda- dero éxodo, el éxodo del Mesías, implica la necesidad de una sanación revolucio- naria y radical del corazón humano, sin la cual éste opera una y otra vez como una verdadera “fábrica de ídolos”. En el fondo, los mismos dinamismos que lle- van a determinar tribalmente la identidad humana son los mismos que llevan a su cosificación y a las vanas pretensiones de justificación mediante los resultados de las propias acciones. Por eso, sin el triun- fo de la pura gratuidad no hay posibilidad radical de liberación. El Mesías esboza de esta manera la iden- tidad de un pueblo que encuentra su identidad paradójicamente diferenciadora en la superación de todo “nosotros” tribal. Un pueblo en el que, más que nunca, no caben los ídolos. Surge así una identidad simbólicamente mediada, como definición de un grupo concreto en la historia de la humanidad. Pero no es una renuncia a la identidad, sino más bien una “identidad de la no identidad”. Solamente mediante esta peculiar negación de las identidades tribales se puede aspirar a una identidad que, siendo concretamente histórica, contenga también en sí misma el germen de una alteridad verdaderamente univer- sal, capaz no sólo de integrar a toda la humanidad, sino de integrar también la radical individualidad de la identidad car- nalmente constituida. ¿Quién puede combatir contra la bestia? Un pueblo mesiánico, acorde al mesiaz- go del Mesías. Ahora bien, la posibilidad personal de una gratuidad sin restriccio- nes, libre de toda auto-justificación, no es históricamente evidente, ni accesible para todos, pues solamente puede ser gratuita si es recibida. Y esto es esencial, porque la aportación de la fe a la transfor- mación humana no estriba radicalmente en sus propuestas éticas o políticas, y su Una perspectiva así, obviamente, requería la renuncia mesiánica al mito del estado, 21  Cf. J. H. Yoder, The Jewish – Christian Schism Revisited, London, 2003. 85